Cogiendo con su amiga
Cogiendo con su amiga segunda parte esta chica le dice a su amiga que lo quiere por el culo es una guarrita.
Mi confesión
Hola a todos.
He leido muchos de sus relatos por recomendación de un amigo y después de encontrar todo lo que ustedes publican me atrevo a escribir esto ojala y me permitan publicarlo y felicidades por tan bonita pagina gracias, para cualquier aclaración escribanme a gabymargo68@hotmail.com, espero publiquen esto en la seccion de FILIALES
Gracias.
Se que esto a muchos escandalizara y para otros será asqueroso, lo único que puedo decir es que esto es auténticamente cierto, y que las cosas se van dando y las circunstancias arrastran una y otra situación que desemboca en resultados que a veces no queremos, por otro lado, a muchos nos provoca lo sucio y lo perverso, lo disfrutamos y por un falso pudor y moral lo negamos, quiero al publicar esto que me escriban personas, especialmente mujeres que hayan vivido cosas similares, que quieran comentar esto platicarlo, desahogarnos y porque no disfrutarlo, solo suplico que sean personas honestas y reales y que no solo les guie el morbo o la calentura; y pues comenzare diciendo que soy una mujer mexicana, separada hace 5 años de mi esposo que fue a la vez mi primer novio y mi único hombre, como muchas tuve que lidiar con es estigma de ser una mujer “abandonada” que tenia que aparentar ante la “sociedad” y demostrar una decencia para evitar que me malvieran, tuve que trabajar para mantener a mis dos hijos, enfrentarme a la realidad que como mujer debe uno de ser “accesible” y muy “dispuesta” con los jefes y patrones para conservar el puesto además de soportar a todos aquellos “hombres” que se desviven por atender a una mujer separada, y que lo único que buscan es una vagina donde vaciar su semen y su calentura. Bueno cuando esto sucedió tenia 2 años de separada, trabajaba en una oficina de gobierno, tenia yo 36 años siempre he poseído un buen cuerpo mido 165 cms, morena clara cabello a media espalda y rizado, ojos claros, con talla 9 de pantalón caderona y sobra decir algo nalgona, de busto 34c, de casada me encantaba andar de minifalda y de mucha zapatilla, gusto que tuve que dejar pues siendo sola el vestir así implica traer un letrero puesto que dice fornicame, los dos años sin marido habían sido muy difíciles en el terreno intimo pues había tenido que aguantarme las ganas de hacer nada y solo me tocaba muy discretamente en la soledad de mi cama, después de una agria discusión con mi madre cuando supo que tenia un pretendiente y que incluso amenazo con quitarme a mis hijos por mala mujer, accedí por primera vez a irme a tomar unas copas con unos de mis compañeros de trabajo, quería desquitarme y vengarme de cómo me trataba la vida, ya eran como las dos de la mañana y quien me toco de pareja bailando, ofreció llevarme a mi casa, y al llegar ya mareada, quise agradecer invitándole un café, resulto que termino todo en un delicioso faje en la puerta del edificio donde vivo, todo eso causo efecto y lo que mas deseaba era tener sexo con alguien, así que dada la hora sabia que mis hijos dormían como troncos y pidiéndole que no hiciera ruido lo invite a subir, entramos y fui a verificar que mis hijos durmieran, una chica y un joven aun en la adolescencia, lo lleve a mi cuarto, me desnudo y a poco me daba cuenta que aparte de todo no sabia nada del sexo, pues este hombre me tocaba y hacia cosas que jamás había imaginado haría yo, estaba en la gloria, me habían encendido un interruptor que saco todo lo hembra que llevo dentro, en un rato me había penetrado, me había hecho el sexo anal y lo mejor lo disfrutaba como toda una puta, yo gemía y de momento perdía el control, el después de varios intentos accedí a que bajara y lamiera mi vagina, lo hizo delicioso, nunca en mis 17 años de casada, había experimentado tanto placer como esa noche, y pensaba de lo que me he perdido, y me juraba que a partir de ese día haría muchas cosas sucias y que cocería como loca, y vaya que lo he hecho, estaba como poseída con las piernas abiertas de par en par, mientras el me chupaba y movía sus dedos dentro de mi vagina, cuando por reflejo voltee a la puerta, tanta había sido mi intención de no hacer ruido, que no cerré ninguna puerta, y estaba mi hijo parado tratando de no se visto viendo todo lo que me hacia, quise gritar levantarme y correr, pero no pude hacer nada, fue todo en instantes, paso todo por mi mente, de pronto a la luz de la lámpara de la calle, vi. como el se apretaba en su entrepierna, era obvio se estaba masturbando, fue algo detonante en mi, desapareció mi miedo mi temor, mi vergüenza y una oleada de algo caliente recorría mi cuerpo, de pronto no sabia porque el centro de ese placer que sentía no radicaba en lo que mi amigo me hacia sino en ver a mi hijo ahí parado, en el momento que el se levanto para volverme a penetrar el desapareció, pero esas imágenes de el parado en la puerta fue lo que me dio un tremendo orgasmo que me llevo al cielo, al otro día estaba confundidísima, el me hablaba como si nada, y no sabia que hacer, yo sentía mas calentura que en la noche, sabia que algo se había transformado en mi, a partir de esa noche, cada que algún conocido o amigo me invitaba salía con el, y terminaba en un hotel haciendo el amor como loca, pero no era suficiente no sabia que pasaba pero no me sentía satisfecha, unos veinte días después me descubrí que mientras me cambiaba mi hijo me estaba espiando, y me di cuenta, eso me excitaba muchísimo, entonces empecé a idear un plan, a mi hija la mande con mi hermana con un pretexto absurdo y a mi hijo le recomendé que no llegara tarde pues me iba con un amigo pero que el me venia a dejar, con una excitación enorme pasada a una de la madrugada llegamos esa vez yo había tomado mucho menos pero fingía estar mareada, entramos a mi cuarto y solo empareje la puerta, sentía que mi corazón se salía, y empezamos a coger como locos, de pronto ahí estaba nos estaba espiando, yo fingía no ver pero notaba como el metía su mano bajo su short, era sencillamente enloquecedor, buscaba acomodarme de manera que el viera todo, al poco rato, note que se marchaba, a partir de esa noche cada 8 o 15 días me las ingeniaba para mandar a mi hija fuera y a llevar a mi amigo, era un placer el solo imaginar que nos espiara, tal vez el sospechaba que yo me daba cuenta pues un día note que el se asomaba en la puerta mientras yo hacia el sexo oral, y note que al ver que mi amigo le daba totalmente la espalda se paro en medio de la puerta totalmente desnudo, eso me enloqueció, fue todo una provocación de su parte pues el estaba ahí esperando que lo viera tratando de lucir su pene totalmente erecto, y no conforme alcanzaba a ver como se masturbaba, me daba cuenta como cada que le daba espectáculo a mi hijo mis orgasmos eran fenomenales y quedaba mas que satisfecha, entonces mi perversión iba en aumento, y como resultado empecé a vestir cuando andaba en la casa en fachas con una playera larga ya gastada, me quedaba como minifalda y permitía ver a través de ella, se notaba mi pantaleta y mis pezones, aparte que dejaba ver gran parte de mis muslos y cuando me sentaba dejaba ver claramente mi entrepierna, yo veía a mi hijo cada vez mas interesado en la perversión, pero aun con miedos o pena, como a los 4 meses de esos juegos, mi hija estaba en exámenes y el no tenia clases, hable al trabajo y pretexte sentirme mal, baje a darle de desayunar y me metí a bañar sobra decir que deje entreabierta la puerta yo podía casi ver la silueta de su cabeza asomándose, entonces decidí ir mas lejos y comencé a sobarme los pechos para terminar dándome dedo deliciosamente, pero por mas que intentaba no podía llegar al orgasmo, entonces, decidí salir con mi toalla enredada y subí a mi cuarto, yo sabia que el había visto todo y fui a su cuarto, ahora yo lo espiaba, y si había hecho efecto, estaba tirado en la cama con su pants en las rodillas y acariciándose su miembro para sus casi 15 años estaba muy desarrollado, eso me tenia casi enloquecida, no sabia que hacer, no sabia que decir, empecé otra vez a tocarme y en un momento lo decidí, empuje la puerta y entre el se asusto, y se quedo inmóvil, yo llegue y sin decir nada tome su pene en mi mano, y comencé a masturbarlo, solo subí y baje su pellejito unas 3 veces y eyaculo embarrando mi mano, sin soltarlo le dije que ya era todo un hombrecito y que sabia que me espiaba y que después de eso venia a masturbarse, el seguía en silencio, me incline le di un beso en la mejilla y uno muy suave en sus labios, después de eso, sucedieron unos 15 días de silencio entre nosotros casi no hablábamos y eso me tenia muy preocupada, tenia por momentos sentimientos de culpa y en otros unos deseos enormes de volver a hacerlo, ya no había llevado a mi amigo y casi no tenia ganas de estar con el, llego un fin de semana que había hecho una comida para el cumpleaños 13 de mi hija, mis hijos con sus primos y algunos amigos jugaban y pasaban el rato, como es costumbre en las fiestas mexicanas al final los mayores terminamos tomando y ya mareados solo quedábamos mi hermana con su esposo y mis sobrino quienes terminaron quedándose por lo avanzado de la noche, dispuse la recamara de mi hija para mi hermana y mis sobrinos se quedarían en la de mi hijo, mientras mi hija se cambiaba y mi hermana ya dormía mi hijo seguía con el play station en la recamara, ya con mi acostumbrada playera fui a pedirles que se durmieran, y aun recuerdo los ojos llenos de morbo de mi hijo y mis sobrinos al verme entrar así, insistieron de sobra en que me quedara a jugar, cosa que acepte pidiéndole que bajaran la voz pues no quería que mi hermana me viera así, los tres ponían mas atención a mis piernas y mis pantaletas que asomaban mas que al juego, fue una sensación que me pareció muy perversa y excitante, no se cuanto tiempo estuve ahí con ellos incluso termine sentada en el piso dejando ver todo lo que pudiera dejar al descubierto mi tanga, al final me fui a dormir y termine viniéndome deliciosamente tras una rica masturbada en el baño, entonces me daba cuenta de las cosas, me gustaba que mi hijo me viera pero mas allá me encanto que mis sobrinos que tenían de la misma edad de mi hijo, también habían despertado mi morbo, empecé a hacer cosas temerarias, en la junta de firma de boletas de mi hijo, me senté de tal manera que accidentalmente se me viera la tanga, algunos chicos volteaban a verme con disimulo y eso me promocionaba una excitante humedad en mi entrepierna, terminaba dándome dedo como loca, al mes de ese primer encuentro entre mi hijo y yo el asunto llego a su culminación, el sábado que yo no trabajo mi hija tenia ensayo en la escolta y me quede con mi hijo me levante y me puse solo mis pantaletas, el saber que estábamos solos me puso como loca, le lleve un jugo a su cama el veía tele y me veía como hipnotizado mis pechos, empezó a tomar el jugo y levante las cobijas entre jugando, buscaba que se levantara cuando vi. tenia su miembro totalmente erecto, y como duerme con un short pero sin truza se notaba todo a su máximo esplendor, le dije mira como estas, otra vez sucedió lo mismo sin pensar puse la mano sobre su pene, y le di un beso en la boca, esta vez el beso fue largo largísimo donde mi lengua hurgaba en su boca, el reacciono, me abrazo y empecé a guiar sus manos, enseñándole como acariciar mi espalda, mis pechos lo puse a lamerme los pezones, y a mamarme las tetas, yo estaba excitadísima, el me mordía y me manoseaba toscamente poco a poco le fui enseñando como hacerlo, me levante y me quite la pantaleta, me acosté y lo puse sobre de mi guiando su miembro a mi vagina, me penetro no duro ni 5 segundos adentro y termino, fue muy excitante para mi, lo acosté y empecé a chuparle el pene, fue delicioso sentir ese pene casi sin nada de vello, aun chico y delgadito, se lo chupe un ratito y volvió a eyacular, lo estuve acariciando mucho rato, y le dije que por todo eso estaba muy excitada que me tenia que ayuda y le pedí que me acariciara los pechos y las piernas mientras me masturbaba, el no perdía detalle de todo eso, hasta que explote en un orgasmo mas que delicioso mas que extenuante, me volvió a la realidad el teléfono, era mi hija que me pedía permiso para irse con su papa y que regresaría al otro día, esa noche me lleve a mi hijo a mi cama, le fui enseñando poco a poco como tocar a una mujer, como darme placer, le enseñe como lamerme la vagina y como moverse mientras me penetraba, las posiciones que podíamos hacer, cojimos delicioso, fue una noche maravillosa, el se volvió mas abierto conmigo me buscaba en todo momento, cuando sabia que su hermana no nos veía, me acariciaba las nalgas y las piernas, era el juego mas sucio y perverso pero muy excitante, cuando podíamos el se me aceraba y me decía al oído quiero, yo sabia que significaba, como siempre teníamos la libertar de estar solos en ciertos momentos, lo llegamos a hacer el la sala el baño, en todas partes y me daba un placer infinito y maravilloso, yo lo hice hombre y le enseñe todo lo que un hombrecito debe saber, aun seguimos haciéndolo se ha desarrollado como va a un gym ha formado un cuerpo envidiable, el también se ha vuelto muy morboso, muy perverso, a veces va y me platica que hace con su novia, como la toca, incluso en una ocasión yo le sugerí que la trajera a ala casa cuando fueran a hacerlo pues quería esconderme y ver como lo hacia, el dijo que si de inmediato, lo mas morboso de todo fue cuando hace unos dos meses lo descubrí espiando a su hermana que esta mas que desarrolladita, estaba muy excitado yo lo abrace por atrás y estuve masturbándolo unos segundos mientras el miraba, muchas cosas muy perversas se me han ocurrido desde entonces, no se que pueda pasar, no se como lo tomaría mi hija, cada cabeza piensa diferente, hay muchas cosas y detalles llenos de placer, de morbo que no puedo describir acá pues seria muy largo, no se cuanto mas dure esto pero por lo mientras lo disfruto mucho, ahora y pensando en eso, hace unos días permití por primera vez que mi ahijado viera mas de la cuenta, tal vez sea el siguiente, no lo se, espero comentarios como dije muy sinceros y honestos, mi correo es gabymargo68@hotmail.com escriban por favor.
Mi primera vez (virgen a los 24)
Hola mi nombre es luly, y tengo 24 años, soy una persona delgada, de pocos pechos pero linda cola ( eso dicen) peso 51 kilos y mido 1.62 mts. normal para cualquiera de mi edad, nunca tuve novio, los chicos q me gustaron me han tratado mal, era la típica q andaba atrás de el chico lindo q a su vez anda con todas, nunca habia tenido relaciones, era VIRGEN, si bien me masturbaba, es más un chico q conocí hace un tiempo tambien me masturbaba, pero nunca llegamos a hacer nada, yo sabía q él no era el indicado.
hace poco conocí un chico, un año menor q yo, q me trata super dulce, es muy atento conmigo, salimos al cine, vamos a pasear, digamos q me enamora, me llevó a la casa a comer, y estábamos solos, pero ese día no pasó nada, yo le conté q nunca tuve novio y q todavía no estaba preparada para "eso" quedó tranqui y no dijo nada, yo creo q estaba por explotar, pero ni se quejó, ay pobre pensaba yo, y encima la tenía re dura, yo la podía sentir cuando me abrazaba. Asi q ese día nos quedamos con las ganas, porq yo tambien a todo esto estaba re mojada, encima acostumbrada a q me toquen, sufría, jjaja.
pasó una semana, y me volvió a invitar, esta vez no tenía escapatoria, pero como yo sentía q era el momento, nada más tenía miedo, típico de toda virgen! al dolor, a q no le guste, etc.
bueno, cocinamos, comimos, ya antes del postre estabamos prendidos fuego! yo ya podía sentir su pija bien dura cuando me abrazaba y nos besábamos, tomamos helado de postre, y de ahí ya no dábamos más! me llevó en sus brazos a la habitación y me besaba mas intensamente, cada vez mas... me saca la remera y va a buscar los preservativos q tenia en el bolso, cuando viene, sigue besandome, y me tira suavemente en la cama, me abraza fuerte, y me pregunta si es verdad que nunca tuve relaciones, le dije q si, q era virgen, q no le había mentido. me abrazo fuerte y me dijo, quedate tranquila... yo te voy a cuidar, va a ser si vos querés, ahí yo me di vuelta y lo empecé a besar, otorgándole mi permiso para q siguiera.
me sacó el pantalón, todo muy suave, me besaba sin parar, yo estaba toda entregada, se saca la remera, y la tira por ahí, me desprende el corpiño y se prende de mis pechos, eso me ponía mas loca todavía, verlo ahí me excitaba mucho, se saca el pantalón y el calzoncillo, se pone el preservativo, y me saca la bombacha. ahi sigue bessandome y se prepara para penetrarme, yo no podía aguantar el dolor, me dolía mucho, creo q es normal, y él se puso nervioso, me dijo, venite vos arriba a ver si podés, entonces me le subí yo encima, y traté de acomodar su pija lo mejor posible, me dolía mucho, no sabía si entraba porq estaba cegada de dolor, y el tambien sufría, entonces me dijo, voy yo arriba! y sali despacito, cuando me acuesto le acomodo bien la pija q se queria ir para cualquier lado, ahí trata de meterla, una vez, dos veces, ay yo casi gritaba de dolor, y lo agarraba de la espalda con mis brazos. de a poco entró, la sentí adentro, encima era bastante gruesa, gozaba al verlo a él super excitado, y tambien quería q continúe el movimiento, q no pare, mi cuerpo temblaba, ya estaba adentro y el dolor paso a segundo plano.
bombeaba y gemía, y yo tambien q casi me quedaba sin aliento, cada vez mas, y mas me sacudía como un animal a su hembra, entraba y salía su pija de mi conchita q a esta altura estaba re cogida. empezó a gozar, se veia super feliz, y yo con él, totalmente abierta, dispuesta como nunca con nadie, con las piernas a cada lado, sintiendo su respiracion y su transpiracion, estabamos los dos super calientes, y yo sentía q ya iba a acabar,(lo sabía porq al otro chico q me masturbaba yo tambien lo masturbaba a él y la cara de excitacion la conocia, hasta practicabamos sexo oral a escondidas y me encantaba q me la chupe toda, y yyo a él, aunque no lo podia hacer acabar yo sola.) y asi fue salia y entraba, y volvia a salir hasta q acabo, ay q cara de alivio!!! era como decir mision cumplida! yo no se si llegue creo q no, porq me dolia mucho, pero verlo a el asi, me encantó. la sacó despacito, y me besaba muy dulcemente.
cuando se va a sacr el preservativo yo me veo la pierna manchada, con sangre, ay no, le digo! q paso, se asustó, necesito ir al baño, le dije y me puse mi bombacha rápido, y fuí, estaba manchada, había sangrado y sentía mucho dolor. volví y me abrazó, me dijo q eso iba a pasar las primeras veces, y nos quedamos abrazados un rato hasta q me fui a duchar.
desp comimos de vuelta, y de vuelta tirados en la cama, pero esta vez no paso nada, me dijo: hoy te salvaste, la proxima lo vamos a hacer mas de una vez, dale, le dije, no hay problema.
asi q la proxima supongo intentaremos algo de sexo oral, y otra posicion, aunque creo q todavia me va a doler. pero q mas da, ya está, es cuestión de costumbre.
Autor: heydi2134
Así perdí mi inocencia.
Yo tenía una amiga que salía con un estudiante de veterinaria que vivía de alquiler en un piso con otros estudiantes. Durante una temporada frecuenté esa casa, la mayor parte de las veces acompañando a mi amiga que iba a ver a su novio, aunque en alguna ocasión yo también llevé compañía y fue una de esas veces cuando entregué mi virginidad.
Desde los trece años recuerdo haber tenido novios con los que me besaba y a los que les permitía manosearme los pechos. Algunos me tocaron por debajo de la falda con más o menos habilidad e incluso tuve la ocasión de masturbar algún pene, pero hasta que no conocí a Marcos no estuve completamente desnuda compartiendo cama con ningún chico. Marcos era un compañero de colegio que me gustaba y al cual me había insinuado en varias ocasiones hasta que se decidió y me pidió salir. En esa época todavía se estilaban las formalidades y más en un chico que todavía no había salido con ninguna chica. Era tímido y le costaba mostrarse tal cual, lo que le hizo perder muchas oportunidades, pero yo, experta en batallas de pubertad, conseguí que diera el paso poniéndoselo muy, pero que muy fácil. Mi relación con él era solamente de entre semana, coincidiendo antes y después del colegio, pero casi nunca quedábamos en fin de semana. Yo salía con mis amigas y él con sus amigos, nuestros grupos no eran muy afines y la única posibilidad de vernos era salir solos, al margen de los amigos, lo cual con quince años resultaba bastante aburrido. Pero todo cambió a raíz de que mi amiga Isabel se liase con el estudiante de veterinaria, cinco años mayor que ella.
Isabel es una amiga de esas que haces desde muy pequeña y que a pesar de que los avatares del destino te vayan alejando, nunca pierdes el contacto y el reencuentro siempre se produce tarde o temprano. Mi relación con ella era más que amistad, había una complicidad que nos hacía inseparables aunque estuviésemos mucho tiempo sin vernos. En esa época mi relación con ella era muy fluida y la acompañaba algunos fines de semana a casa de su novio, lo que me vino de cine para poder quedar con Marcos al margen del grupo de amigas.
La timidez de Marcos resultaba un problema a la hora de afrontar nuevas experiencias y a pesar de disponer de casa y cama para poder dar rienda suelta a nuestras hormonas, el hecho de estar en una casa ajena con otras personas para él desconocidas, le cohibía a la hora disfrutar sexualmente de nuestra relativa intimidad. Pero como yo no estaba dispuesta a dejar pasar la oportunidad y se lo estaba poniendo tan fácil, no tardo en despojarse de su vergüenza y de su ropa y encerrarse conmigo en una habitación. Su experiencia era nula y la mía no superaba los besos y los tocamientos, por lo que yacer completamente desnuda a su lado, también desnudo, suponía un momento mágico y especial. Yo deseaba que me viese desnuda, sabía que tenía un bonito cuerpo y quería que él lo disfrutase a cambio de poder disfrutar yo del suyo, pero su tozuda timidez mantuvo la habitación en una cierta penumbra que impedía una visión clara de nuestros cuerpos. A falta de vista, el tacto se erigió en protagonista, las caricias, los contactos entre dos cuerpos desnudos y sobre todo el roce de su pene erecto, me trasladaron a un mundo de agitación hasta entonces desconocido para mí. Ya no necesitaba disimular mi excitación cuando sus manos exploraron mi sexo, abrí las piernas con descaro mientras sus profundos besos casi ahogaban mi respiración. Como la inexperiencia no está reñida con la osadía, su boca descendió lentamente deleitándose en mis pechos, continuando por mi vientre hasta detenerse sobre mi pubis. Nunca antes una boca había estado tan cerca de mi sexo y sentí estremecerme cuando noté su cálido aliento y su lengua rozó ligeramente mi clítoris. Le sentí dudar y mi deseo temió verse frustrado por lo que con mis manos mantuve sujeta su cabeza para que no se retirase al tiempo que flexione mis piernas para hacérselo más accesible. Su valiente atrevimiento no podía fallar a las primeras de cambio. Afortunadamente para mí, sus dudas se disiparon instantáneamente y pude experimentar por primera vez las caricias orales de las que tanto había oído hablar. Su exquisita torpeza me pareció maravillosa y sus esfuerzos por satisfacerme fueron encomiables, por lo que me sentí obligada a devolverle el detalle proporcionándole un rato de sexo oral. Tampoco yo había tenido hasta el momento ningún pene en la boca y no sabía exactamente lo que debía hacer, había visto películas, pero llegado el momento era mas seguro dejarme llevar por la intuición. También por un momento me asaltó la duda, pero mi determinación superaba a las dudas, quería y debía hacerlo, por lo que decididamente abrí la boca y me lo introduje muy suavemente. Estaba muy caliente y en mis labios sentía su palpitar, no tenía ni idea de cómo respondía un pene a estos estímulos, así que continué haciendo lo que supuse correcto, acariciándolo con labios y lengua mientras entraba y salía de mi boca. En ese punto ya estaba totalmente entregada y cualquier reticencia previa había desaparecido, por lo que no puse ningún impedimento cuando él se decidió a penetrarme. Tumbada boca arriba, con las piernas abiertas y semiflexionadas, Marcos se colocó encima y apuntó su pene sobre mi todavía virginal sexo. Estaba húmeda, muy húmeda, mi flujo y su saliva me habían lubricado perfectamente y su pene, también humedecido por mi boca no debía tener problemas para entrarme, pero la inexperiencia de ambos complicó más de lo esperado la penetración. Trató de hacerlo primero con suavidad, pero las dificultades y la ansiedad por conseguirlo le llevaron a realizar brusquedades que me estaban incomodando. Ante tal dificultad, cogí su pene decididamente y lo coloqué orientado en mi vagina, justo en el punto en el que debía abrirse el camino hacia lo más recóndito de mi sexo, alcé las caderas y sentí, esta vez sí, como por fin entraba produciéndome un escozor que no me permitió disfrutar plenamente del momento. Mi gesto de dolor asustó a Marcos quien se detuvo inmediatamente preguntándome si estaba bien. Asentí dulcemente y le pedí que siguiese, ahora ya no podía parar. A pesar del dolor, la novedosa sensación de tener mi vagina ocupada y de sentir como su pene entraba y salía rítmicamente, me proporcionaba una excitación que compensaba las molestias propias de la primera vez. Me abracé a su cuello y le besé largamente, aferrándome con brazos y piernas para sentirle más profundo e impedir que pudiese escaparse, mientras él una y otra vez hundía su miembro con fuertes golpes de cadera. Me sentía feliz, lo estaba haciendo, por fin Marcos estaba dentro de mí. Pero la inconsciencia propia de la inexperiencia adolescente nos hizo olvidar algo fundamental, el preservativo, por lo que llegado el momento álgido hubo de retirarse y eyacular sobre mi vientre, pudiendo ver su pene teñido de un rojo virginal.
Escocida pero satisfecha y orgullosa de haberme convertido en mujer, permanecimos abrazados un largo rato tratando de hacer interminable aquel momento tan especial de nuestras vidas.
Anni, mi prima... y mujer
Reunión familiar anual, sábado, 4 de la tarde, calor y humadad. Erección… corazón lleno. Junto a la alberca, contemplando el espectáculo que es mi prima Anni. Risa casi infantil, tierna y profunda. Cuerpo ya perfectamente formado. Senos más bien pequeños, casi puntiagudos queriendo asomarse por arriba del top. Pezoncitos apenas perceptibles bajo la tela mojada. Abdomen perfectamente plano y cintura delgada. Glúteos firmes y redonditos, muslos bien torneados, y piernas largas… un poema, vamos.
Y conste que Anni siempre ha sido mucho más que una carita angelical, y ahora además un cuerpecito delicioso... mucho más.
***
Capítulo I
Tenemos la tradición de hacer una gran reunión familiar al final de cada verano. Todos los primos, tíos y sobrinos, unos 70 en total, nos reunimos en un centro vacacional rentado en exclusiva –o casi- para nosotros. La fecha es esperada, pues es momento de revivir aventuras pasadas, de actualizarnos sobre lo que han hecho los demás en el último año, de compartir con los primos, de jugar y de agasajarnos. Realmente la pasamos bien, creo que somos una familia muy unida. Para mí, además de todo esto, tiene el enorme aliciente de que me encuentro con quien es mi amor platónico desde los doce años. … Pero la historia va aún más atrás.
Desde pequeñitos mi prima Anni y yo jugábamos mucho, generalmente solos cuando, siendo ella hija única, mis tíos y ella nos visitaban en la casa para quedarse unos días. Yo veía llegar a esa niña tan linda que me hacía sentir tan bien. Nos veíamos apenas unas cuantas veces al año, pues la distancia entre la ciudad donde nosotros vivíamos y la de ellos implicaba un viaje en toda forma. Sin embargo, mi tío llevaba una muy buena relación con mis padres y se divertían mucho platicando, dejando así que Anni y yo jugáramos solos sin que nos prestaran ninguna atención. Jugar con ella era siempre divertido, pues tiene un carácter muy alegre y mucha imaginación, además de ser de presencia muy agradable: delgada, rasgos finos, ojos claros, cabello castaño y su sonrisa… su eterna sonrisa entre juguetona y coqueta. Todo ello rematado con una voz suave, melodiosa y muy dulce. La verdad es que mi nombre nunca me ha gustado mucho, sin embargo se escucha bien cuando es en la voz de Anni:
- te toca a ti, Garo. –o: - gracias, Garo.
Jugábamos a toda clase de juegos, a veces era con mis soldaditos y mis carritos, otras eran con sus muñecas y su juego de té. Ocasionalmente algún jueguito electrónico o de la computadora, aunque eso realmente no era lo nuestro, no cuando estábamos juntos, pues el tiempo era escaso y pasaba volando, había que aprovecharlo.
Desde antes que llegaran, para mi era gran emoción el saber que vendrían. Contaba los días y las horas Algunos juegos podían ser un poco más físicos, por ejemplo, recuerdo cuando jugábamos “al robot”. En ese juego –inventado por nosotros- quien hacía de esperando poder jugar como mi prima… y abrazarla… y olerla? -extraño, pero en fin-.
Cuando llegaban, era todo el tiempo prestarle atención; decirle que qué bueno que estuviera aquí, que me daba mucho gusto verla y… que los quería mucho –a ela y a mi tío , se entiende. Mientreas estaba en a casa, la abrazaba por delante, por detrás, le tomaba la mono, le toma el brazo, me acercaba a disfrutar de su aroma.
Me encantaba que jugáramos juntos, y algunos de los juegos eran un poco más físicos, recuerdo jugar por ejemplo, a “los robots” Este juego consistía en que uno de nosotros era el “robot”, que caminaba hacia el otro – sin detenerse pues no tenía “ freno”-, lo empujaba con el cuerpo –no se valía usar las manos- hasta llevarlo a donde quería. Así era que entonces era perseguir, empujar y presionar. Era repegar mi cuerpo contra su frente, su costado o su trasero y empujarla por media casa. Ese podía ser el fin del juego: llevar al otro a empujones de estómago y pecho hasta, por ejemplo, la cocina o al cuarto de visitas. El otro fin alternativo –frecuente- era que el perseguido terminara sometiendo al robot, pues si lograba tirarlo al piso, como no podía usar las manos, bastaba subirse arriba de él, a veces sentado sobre el robot, a veces acostado y usando las manos para que no pudiera moverse.
Este último juego – y algunos otros- que involucraban estrecho contacto físico, teníamos que jugarlos al menos un par de veces en cada visita. A mí me gustaba la tensión que generaban y el calorcito del cuerpo de mi prima contra el mío. Aunque yo dijera lo contrario, me encantaba que se subiera sobre mí para “someterme”: Generalmente yo me ponía boca arriba y ella se sentaba –bueno, así era- entre mi abdomen y mis piernas. Esa sensación yo la disfrutaba mucho, pues como no podía usar las manos, para tratar de quitármela de encima tenía que tratar de impulsar su traserito con mi pelvis –vaya con el jueguito infantil-. Otro posible final para rematar era hacernos cosquillas, que quienes lo hayan experimentado sabrán, que terminaban en, además de risas, un buen repasón de cuerpo con las manos, produciendo una cierta excitación sudorosa. Me encantaba… y por lo que veía en su mirada, a ella más que le agradaba. Tengo muy claro que me extrañaba que mi pequeño miembro se “pusiera tieso” jugando así con Anni. Yo lo buscaba, lo conseguía y os disfrutaba. Era muy rico cómo el calorcito de su cuerpecito pasaba al mío a través de ese pedacito de dureza.
También supongo tenía ella conciencia de lo que era la coquetería, su ropa solía ser muy ligera y hacía uso del contacto físico más allá del apretón de manos. Me gustaba ver sus piernitas bajo sus vestiditos cortos y sin mangas. Tenía una mirada penetrante y sus movimientos –no podría describirlos ahora- me parecían sexy’s. Contemplarla era querer abrazarla, aún más: apachurrarla. De alguna manera –infantil- yo pensaba que tenía que ser mía, sólo mía. Cuando usaba jeans, ajustaditos, sus nalguitas redonditas llamaban poderosamente mi atención, era cuando entonces la abrazaba desde atrás iniciando algún juego inventado en ese momento y obteniendo una erección con e contacto y a presión. También recuerdo en varias ocasiones yo acariciando sus hombros desnudos o incluso sus rodillas y muslos por alguna razón –ahora no se si pretexto- de otro de nuestros jueguitos. Otras veces era yo quien, nuevamente por el juego, me despojaba de mi camisa y Anni frotaba mi espalda o mi pecho; particularmente, la recuerdo jugando con mis tetillas, sobando y pellizcándolas suavemente, y yo con la piel chinita por la sensación tan agradable y buscando formas de prolongar la exploración todo lo posible. La ocasión más extrema quizá, fue cuando yo quedé, en un juego, por una serie de instrucciones que debían ser obedecidas, en calzoncillos. Anni me hizo acostar boca abajo y auscultó toda mi parte posterior. En la masajeada –o su equivalente- de glúteos me provocó excitación que se hubiera notado de estar yo boca arriba. Después de volverme a vestir, intenté reciprocar el juego para que ella quedara en ropa interior y yo poder recorrer su cuerpo –realmente tenía ganas- pero no pude convencerla –en fin-, me quedé con las ganas.
Por supuesto que algunos de esos momentos infantiles podían ser amargos, o más bien de un amargo dulce, si puede valerse la expresión. Recuerdo cuando una vez estando los dos en casa Anni –de las pocas que yo iba, pues su casa era siempre un desorden emocional y mi mamá no era afecta a visitarlos- su mamá, mi tía Bertha, regañó a mi prima, pensé yo, horrible e injustamente. Cuando el regaño y los gritos hubieron terminado, Anni se acercó a mí, me miró con esos ojazos tiernos, vidriados por el inminente llanto:
- Garo. –y corrió hacia mí
Mientras yo extendía mis brazos:
- Ven aquí.
Me abrazó tierna pero fuertemente. Pegó su mejilla contra mi hombro En ese instante supe que la protegería toda mi vida. Que yo sería su caballero cuando necesitara un hombro, un brazo, una mano. Me percaté además que su cabello olía como a flor de manzanilla; y mientras me abrazaba, yo me deleitaba olisqueando con mi nariz revolviéndole su cabello. El aroma era de alguna manera embriagador. No suena razonable, pero aún con esa corta edad, asentí a los impulsos de besar su cabello y acariciar su espalda sobre su blusa y con mucho más suavidad su cuello desnudo, con mis manos y con mi nariz. Ella por su parte estrechaba su cuerpecito contra el mío, como si nunca me fuera a dejar ir. No se cuanto tiempo pasó, pero estuvimos abrazados y pegaditos media eternidad. Esa vez vaya que me excité, recuerdo que tuve que convertir el abrazo frontal en uno un poco lateral para que no notara mi erección. Disfruté enormemente el contacto de su pecho con el mío y sus manos apretando mi espalda mientras yo acariciaba la suya. Me pareció que entre mis brazos, en un momento, mientras me estrechaba fuertemente y sentía mis caricias alocadas, todo su cuerpo se estremeció:
- lo bueno es que te tengo a ti Garo, gracias. Es genial.
- claro, y siempre me tendrás Anni, siempre
completó:
- me llevarías a vivir contigo?
- claro que sí.
Aunque estaba convencido que sería capaz de llevarla conmigo, tragué saliva al comprender que el único sitio que yo tenía era mi casa, o sea la casa de mis padres y titubeé acerca de que ellos estuvieran de acuerdo en que ella viviera con nosotros. Pero sentí alivio en pensar que eso no ocurriría, que simplemente lo de ella y su madre era un enojo pasajero como los miles anteriores y que ahora tocaba la fortuna de que yo estuviera cerca. Sin embargo, ese día, de alguna forma, entre los dos sellamos el vínculo de que estaríamos el uno por el otro por siempre. Mirando el horizonte pensé… cuando seamos grandes.
Capitulo II
Durante los meses siguientes, las visitas de Anni a mi casa se hicieron más frecuentes. Empezaba yo a intuir que la situación entre sus padres no funcionaba bien, pues solamente su padre, mi tío Carlos, venía con mi prima a visitar. El permanecía sólo un día, a veces una sola tarde, y dejaba a su hija en nuestra casa todo el fin de semana. Yo notaba la tristeza de Anni, sin embargo, cuando nos sumíamos en nuestros juegos su carácter alegre florecía nuevamente. Las horas se hacían minutos y se llegaba la hora de la merienda. Mi madre nos daba de cenar y terminando nos decía, es hora de lavarse los dientes e irse a la cama. Antes de partir, Anni me sonreía y decía cosas como:
- gracias primo, mañana seguiremos el juego. O mejor: - Eres súper!, Garo.
No he platicado sobre mi familia, diré que mis padres se llevan bien, tienen una situación económica, creo yo, desahogada, pero sin lujos. La casa es grande y tenemos siempre una recámara para visitas, donde se quedaba mi tío Carlos y Anni. Si mi tío no se quedaba, mi madre le preparaba la cama a mi prima en ese cuarto. Recuerdo haberle preguntado en varias ocasiones a mi madre:
- ¿se puede quedar Anni conmigo?, los dos cabemos en mi cama
Mi madre nunca accedió, me decía cosas como que Anni estaría más cómoda en su propia cama y en su cuarto, que las niñas necesitaban privacidad, y que ultimadamente no estaba bien que durmiéramos en la misma cama, que cuando fuera más grande yo lo entendería.
Hasta este momento, ya he dicho que para mí Anni sería la doncella a la que yo protegería: yo era su caballero armado, pero no –todavía- su príncipe azul. Quiso nuestro destino que eso empezara a cambiar en la primera noche de una de sus visitas. Recuerdo estaba yo terminando –y ella también- el sexto grado. El sentimiento por mi prima habría de tomar una nueva dimensión, para ser mucho más completo, de alguna manera menos tierno y más intenso.
Era un viernes por la tarde cuando mi tío Carlos llegó con Anni. Saludaron a mis padres, mi tío charló un poco con ellos, parecía un poco agitado; algo raro en él, pues cuando estaba en nuestra casa solía ser muy relajado, evidentemente más que en la suya. En cuanto a mí, me dio, como siempre, muchísimo gusto, y tan sólo vernos con mi prima preferida, fue abrazarnos; yo con una gran sonrisa, Anni casi hasta el llanto:
- le dije a mi papá que me trajera
- que bueno, me alegro. –dije
Mi tío Carlos se dirigió a mí:
- Garo, tu prima me dijo que le haría bien platicar contigo. Yo no puedo quedarme, vendré por ella el domingo.
- Sí tío, yo la cuidaré.
Todos sonrieron, aunque yo no le vi la gracia. Mientras mis padres se despedían de mi tío, Anni y yo nos metimos a la casa. Aunque estaba visiblemente afectada, me fue imposible no darme cuenta de sus pantalones de gabardina delgada color blanco, entallados, a través de los cuales se traslucían unos calzoncitos blancos también más bien pequeños. Su playerita era a rayas y muy ajustada al cuerpo; sus curvas eran perfectamente distinguibles, dos montañitas a frente, un valle abajo y dos estrechas líneas que entornaban su frágil cintura. Era pues un angelito muy llamativo que me causaba inquietud en mi nobleza. Inmediatamente imaginé su calorcito… sabía que si me repegaba a ella desde atrás, podría sentirla, alcanzar esa dureza de mi cuerpo que tanto placer me causaba con ella…
Anni me tomó de la mano y la apretaba con suavidad. La calidez de su manita en la mía me hizo recordar mi promesa de protegerla, y yo ya me sentía para ese entonces, un hombre para hacerlo. La llevé a mi cuarto y nos sentamos en mi cama, yo estaba convencido de que yo ya era el hombre que podía resolver todos los problemas de mi prima:
- ¿Qué me querías decir? ¿Qué pasa?
- Nada… bueno, no mucho, pero después te platico, después de cenar.
- Pero, ¿estás bien?
- Mmsí, más o menos… pero no te preocupes
Claro que estaba preocupado, aunque me sentía en control de la situación, incluso le tenía pasado el brazo sobre su hombro. En un momento, Anni volteó a verme. Nuestras miradas se encontraron, fue decirnos muchas cosas con la mirada. Estábamos quizá a escasos15 centímetrosuno del otro, me pareció que bajó la mirada para ver mi boca –hasta entonces yo no tenía la distinción entre boca y labios, pero bueno-. No se bien porqué, pero sentí un repentino desasosiego; desvié la mirada, mi pulso se aceleró, por un momento me puse un poco nervioso. –Nervioso con Anni? – imposible, pensé. ¿Qué tenía mi boca? Lo cierto es que sentí calor, le propuse que fuéramos a tomar algo a la cocina, y así pude volver a ser yo.
La cena transcurrió sin mucha novedad, Anni tenía hambre y mi mamá se esmeró en preparar algo sabroso. Terminada la cena, mi mamá dijo, como siempre:
- hijos, hora de irse a dormir
- pero mamá, -dije, - queríamos platicar con Anni.
- Será mañana, -dijo mi madre. –Seguro puede esperar a mañana, ¿no Anni?
Mi prima hizo un gesto nada convincente, al cual mi madre no prestó atención. De manera que todo dicho, se fue cada quien a su cuarto. Yo me quedé un poco molesto por la negativa de mamá y apenado por no poder escuchar a Anni, que era obvio que estaba inquieta.
Estaba yo en mi cuarto, acostado, ya con a luz apagada y cerca de dormirme, cuando se abrió sin hacer ruido la puerta de mi habitación. Escuche la voz dulce de Anni:
- Garo, ya te dormiste?
- No, pasa.
Mi prima se acercó y se sentó en la cama junto a mí. Yo ya iba a hacer lo mismo, pero me di cuenta que estaba solo en bóxers. No sabía que hacer, quedarme acostado era rudo como no queriendo atender a mi prima; pero levantarme era quedar en ropa interior. Opté por permanecer acostado, pero dije rápidamente para no parecer descortés:
- ¿Que pasa Anni? ¿De que querías hablarme?
- Tantas cosas Garo.
- ¿estás bien?
- Ja, si muy bien, demasiado bien dirían algunas
- ¿cómo es eso?
- Verás. –me dijo. –vamos por el principio. Mis padres se están separando, lo cual por cierto ya era hora. El problema, ya sabes, será que quien se queda con la casa… que pasará conmigo. Si al menos ya pudiera manejar y vivir sola… pero apenas entrando a secundaria… bueno, me faltan varios años.
Anni me siguió platicando sobre los pleitos en su casa y su deseo de no vivir con su madre. Pero en esa solución, quedarse con su padre, era que mi tío Carlos estaba casi todo el día fuera de su casa y viajaba con frecuencia y en ocasiones un viaje podía durar varias semanas, todo por motivos de su trabajo.
Mientras esto decía, yo seguía acostado bajo las sábanas. Anni se fue reclinando poco a poco, quizá por el cansancio y para poder hablar en voz más baja. Hasta que estuvo acostada junto a mí:
- Primo, y ése no es mi único problema. También está Mauricio
- ¿Mauricio? ¿Cuál Mauricio?.- Mi voz seguramente sonó entre desconcertada y molesta. -¿Quién es Mauricio?. –Repetí.
- Mauricio era mi novio –dijo, y después continuó con un hilo de voz que se fue haciendo casi imperceptible: - ya llevábamos 8 meses
- ¡ocho meses!... y ¿porqué no me dijiste?!... nos vimos en Diciembre!. –seguro soné más molesto que desconcertado
- No sé… pensé que te ibas a molestar… no quería que te enojaras conmigo. Mauricio es compañero de la escuela, bueno, un poco más grande porque ya va en primero de secundaria. Era lindo… me gustaba.
Yo no decía nada. Por supuesto estaba molesto, más bien celoso de ese Mauricio. Era yo quien protegía a mi prima, yo debía ser el único hombre en su vida ¿no? Además ¿no yo la conocía desde antes… y la quería más?. Permanecía callado.
- no te enojes Garo, por eso vine a decirte, además, ya lo terminé
- ¿En serio? –dije con voz mucho más amable
Mientras hablaba, Anni me puso una mano encima. El cuarto estaba muy oscuro, pues no prendimos la luz para no ser descubiertos por mis padres. Su mano cayó en mi abdomen… justo debajo de mi ombligo. Movió un poco su manita, como acariciando. Yo me congelé. Por supuesto que pensé inmediatamente lo cerca que estaba mi miembro de la mano de mi prima. Mi visión de la situación cambió inmediatamente, de estar charlando sobre los problemas y las preocupaciones de mi prima, pasó a la expectativa de que si movía más su mano podía tocar mi miembro. Pasé de un estado de entendimiento a un estado de agitación, casi nerviosismo, vaya.
- Verás. -continuó como si nada estuviera pasando.- Con Mauricio ya no me estaban gustando las cosas, -dijo para felicidad mía, -sentía que algo no cuadraba. Algunas veces nos dimos besos, de esos rápidos. El quería más…
Mi prima hizo una pausa, yo había vuelto a la conversación con esta última frase. Necesitaba saber que había hecho mi Anni. Por un momento me atormentó el pensar que había entregado todo.
- ¿más?. –dije tratando de hacerlo con la voz más serena e indiferente posible
- Sí, ya sabes… besos de lengüita
- Oh!
Nuevamente el silencio. Se veía que mi prima estaba avergonzada, y me dio pena, porque sabía que su vergüenza era por mí. Me dio la impresión que Anni iba llorar, así que intenté pasarle el brazo, por debajo de su cabeza y posarlo sobre su hombro. La jalé hacia mí. Ella no se sorprendió, al contrario, se acercó a mí y recargó su cabeza en mi hombro.
Así estuvimos largo tiempo, callados, acostados uno junto al otro, ambos mirando al techo oscuro de mi habitación. Yo acariciaba levemente su hombro, ella ocasionalmente movía su mano y acariciaba la parte baja de mi abdomen hasta mi cadera, del lado que estaba próxima hacia ella. El ambiente en mi cama parecía sereno, sin embargo, creo que los dos sabíamos que faltaba algo. Finalmente dijo:
- No quería besarlo de lengüita porque pensé que te ibas a enojar.
- ¿yo?. - largo silencio otra vez. Era evidente que Anni quería decir algo que necesitaba salir, pero yo tenía miedo de que no fuera lo que yo pensaba, así que también callé.
- Sí, - dijo vacilante, nuevamente con un hilillo de voz: - pensé que… quizá sería mejor contigo… bueno… me daría menos pena…. Yno se….
Wow! Mi corazón se llenó de emoción y atraje aún más a mi prima hacia mí, bajé un poco mi cara y levemente posé mis labios sobre su frente. Creo que besé un poco, o más bien acaricié su frente con mis labios. Otra vez su aroma exquisito, que atraía como un poderoso imán. Después se dio el más mágico de los momentos: sentí que Anni levantaba su vista hacia mí, pero fue más bien que sus labios se acercaron lentamente a los míos. Podía escuchar su respiración y sentir su aliento cálido en mis labios… cada vez más. Yo no sabía que hacer… ¿acaso debía besarla? ¿o esperar a que me besara? ¿o era yo un pasado que estaba imaginando cosas prohibidas?... en este tormento mental estaba cuando de dio por fin: nuestros labios se encontraron en apenas un roce. Un rayo de corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo. Mis dudas desaparecieron, la atraje con más fuerza hacia mí. Los dos nos giramos de manera que ya estábamos de frente. Pasé mi otro brazo sobre ella, lo puse en su espalda, la atraje y nuestros labios se encontraron más francamente, después se presionaron y empezaron a moverse. ¡Qué delicia de beso! Nuestros labios se acariciaron largo tiempo, secos, se sentían secos. La humedad llegó de una de las lenguas, después de la otra. Abracé con más fuerza a mi prima, nuestras lenguas se encontraban y acariciaban tímidamente en un extasiante momento de dulzor. Me dí cuenta que sus pechitos se oprimían contra mí, por primera vez los sentí. Las puntitas de sus pechos, sus pezoncitos rozaban mi pecho y se sentían al mismo tiempo duritos y calientes. Su camisón debió ser delgado, al frotar su espalda con mis manos a través de él, su piel se sentía tibia y tersa.
Nos abrazamos más y más, ambos acariciábamos nuestras espaldas y nuestros cuerpos se pegaban más, yo ya levantaba un poco su camisón, no estaba pensando, me estaba… lo notó.
Anni pareció hacerse súbitamente hacia atrás, dejó de acariciar mi espalda y también retiró sus labios de los míos. Fue entonces que hice consiente: mi pene completamente erecto, caliente, estaba empujando su bajo vientre. Sus muslos estaban a cada lado, alcancé a sentir el roce y el calor de sus muslos alrededor de mi glande. También hice consiente que me estaba gustando muchísimo y que quería más, mucho más.
Aunque quería seguir besándola de una forma más intensa todavía, también me asusté; rápidamente, aunque con esfuerzo, hice mis caderas hacia atrás, y sólo atiné a balbucear:
- Perdón…
Anni no dijo nada, permaneció inmóvil un momento y dijo:
- creo que es mejor que me vaya, ya se hizo tarde.
No atiné a detenerla, ni siquiera a decir nada. Me dolía que se fuera. Pero en ese momento, me recriminé el haberme excitado y presionar mi pelvis a su cuerpo, auqneu no podía reprochármelo del todo… me había gustado y habría querido que se prolongara… más bien si hubiera ido más despacio y sido más discreto, todavía tendría las piernitas de mi prima masajeado de tan deliciosa manera mi…. bueno, pero no fue. Quizá, pensé, se habría ido molesta…
Capítulo III
Pasaron dos años más antes de que los padres de Anni se separaran. Mi tía se quedó con la casa y mi tío con Anni. Creo que fue un buen arreglo. Ellos nos seguían visitando. En ese tiempo nunca volvimos a besarnos ni a abrazarnos en la cama. Los besos eran de primos y los abrazos… bueno, esos sí eran más prolongados y más estrechos que de primos normales. Yo seguía aspirando el aroma de su cabello y su cuello, y bueno, sí, con ello alguna vez obtuve una erección. Creo que ella lo notaba, y seguramente no le molestaba, pues se dejaba hacer, incluso me parece que acercaba su cuerpo al mío, aunque nunca me acarició activamente, era yo quien pasaba mis manos por su espalda y sus hombros. Ya no era raro que como sin darle importancia, yo la abrazara desde atrás y recargara mi pelvis en su traserito, como decía, mi erección era casi instantánea. Así podíamos permanecer un rato, no era raro que nos balanceáramos un poco para acrecentar la tentación. Cuando estábamos así, generalmente ella no hablaba, no se muy bien porqué.
Platicábamos mucho, de la escuela, sus amigas, sus intereses, películas, sus clases de pintura y de francés. Curiosamente –o quizá no tanto- estaba sobreentendido que ella no tendría novio –ni yo novia-. Parecía que se había establecido un acuerdo de exclusividad, algo así como que si iba a haber besos, sería entre nosotros.
El tercer capítulo de nuestra relación se forjó en el verano en el que terminamos tercero de secundaria. Mi tío Carlos habría de viajar 7 semanas a China, Anni se quedaba con nosotros. Cuando lo supe, además del gusto natural, tuve oportunidad de contarme este razonamiento: Anni y yo no habíamos tenido una relación más personal porque vivimos en ciudades diferentes, y es muy difícil llevarla en esas circunstancias; pero ahora que viviremos en la misma ciudad, se nos permite intimar un poco más… digamos, por ejemplo, como una pareja.
Ya no era hora de mentirme: Anni tenía un cuerpito delicioso que me quitaba el hipo. Su calorcito corporal casi sin excepción me causaba excitaciones visibles. Finalmente, yo no me veía con ninguna mujer que no fuera Anni… peeeroooo… era mi prima, y sobretodo no sabía si ella pensaría de la misma forma: y más viviendo bajo el mismo techo, pues eso nos haría más hermanos que primos. Nooo, quizá lo mejor era seguir con nuestra buena relación de primos. Bueno… ya veríamos lo que pasaría. Mientras tanto yo, para esa edad obviamente, pasaba buenas calenturas imagianando a Anni, y con un poco de pena debo confesar: teniendo a Anni. La verdad la imaginaba nuevamente, como hacía tres años, en mi cama, pero esta vez yo no retrocedería al tener mi pene entre sus piernas. Al contrario, pensaba que ese sería el momento de ir hasta el fondo… bueno… literalmente.
Cuando Anni llegó a instalarse a la casa, en lugar de mi habitual salir corriendo a abrazarla, la saludé cortésmente con un simple beso en a mejilla y ofrecí subir su equipaje. No se si sería por no parecer demasiado obvio o si en el fondo me asustaba un posible rechazo de mi prima, que no puedo decir menos que sería devastador. Pero eran casi dos meses; tendría todo el tiempo para hacer ese abrazo lento por atrás, por adelante, en la sala cuando estuviéramos solos, en la cama…. Ehh!... bueno todo eso pensaba…
Ese primer fin de semana transcurrió normal, como si mi prima y yo fuéramos hermanos. Mi madre le prestaba todo tipo de atenciones, pensando probablemente que mi prima podría sentirse triste. Sin embargo, Anni parecía todo menos triste; en todo caso, eso sí, un poco distraída para mi gusto. Yo hubiera preferido que ella estuviera solícita conmigo, pero no. El Domingo fuimos a comer fuera y a misa, las conversaciones eran lentas y anodinas. Me asustó el pensar que tendría que estar atendiendo a mi prima en esas condiciones todo el tiempo. Pero otra posibilidad era hacer vida normal con mis amigos, claro que para ello tendría que llevar a Anni, porque ella no conocía a nadie en la ciudad, pues cada vez que venía de visita nos quedábamos encerrados todo el tiempo.
Siguiente con estos planes, el lunes quedamos de ir a comer y luego al cine con dos de mis amigos, Erik y Rodrigo, y Anni. Desde el momento en que Erik vio a mi prima, se notó que quedó impresionado. Toda la tarde fue estar, Erik y yo, compitiendo por la atención de Anni. Yo claro, con cierta ventaja, aprovechaba para ocasionalmente pasarle el brazo o tomarle la mano. Ella recibía estas familiaridades mías con toda naturalidad, me encantó que ella aceptara –o al menos eso quería pensar yo- que yo la tratara como si fuera mi novia. Bueno, es cierto que esa tarde no la besé enfrente de mis amigos, por supuesto, aunque me hubiera encantado. Supongo que no quería arriesgarme a que ella me bateara, y la verdad, menos frente a mis amigos. Este episodio me sirvió para darme cuenta de que mi prima sería codiciadísima en la ciudad y con mis amigos, y que yo tendría que aplicarme si no quería perderla.
Por la noche le preparé la cena y me ofrecí a lavar los platos. Mi madre estaba encantada y Anni parecía que me miraba con orgullo.
- ¿cómo les fue hoy en el cine?. –preguntó mi madre. -¿Qué tal estuvo a película?
- Muy bien tía, los amigos de Garo son buena onda. La peli no estuvo mal.
- Sí, y Erik no le quitaba la vista a Anni; creo que ni la película vio.
Los tres nos reímos. Y le dije a Anni en voz baja:
- Así que lo eliminamos de la lista. Que ni piense.
Anni sonrió enigmáticamente, como preguntando qué quería yo decir con eso o porqué. Yo simplemente voltee para otro lado y cambié de tema. Más tarde nos sentamos a ver televisión y me senté al lado de mi prima en el mismo sofá. Ella se recargó en mí y yo empecé a acariciar su cabello mientras veíamos una película romántica. Mis padres se fueron a dormir y nos quedamos los dos ahí acurrucados.
- Garo, ya me está dando sueño
- ¡Cómo! –dije en tono de broma: - ¿y me vas a dejar aquí plantado?
Y para hacer énfasis, jugueteando, la sujeté con los dos brazos como reteniéndola, y la jalé hacia a mí…de repente: ¡otra vez ese aroma de Anni!, me perturbaba, no me dejaba pensar bien. Acerqué mi nariz a su cuello:
- Que rico hueles!
- ¿de verdad?
- Claro! Me encanta!
Entonces clavé mi nariz en su cuello y lo empecé a olisquear mientas frotaba mi nariz por su cuello, su orejita y la parte de atrás del cuello. ¡que aroma delicioso!... y más excitante. Noté que me vino una erección. Quería besar a mi prima, así sin más, sin decir nada, rocé mis labios en su cuello. Mis labios se paseaban por todo el cuellito de mi prima, la excitación me hizo atreverme a más y llegaba desde la nuca hasta a barbilla. Al llegar ahí como que besaba, primero disimuladamente, con suavidad. Mas bien mordisqueaba con mis labios. Se notaba que Anni estaba también impresionada, no decía nada, pero si contraía su cuello y me aprisionaba entre su cabeza y hombro. Sentía sus vellitos crispados al roce de mis labios. Era una tensión deliciosa que me impulsaba a seguir, cada vez más audaz. Yo sentí como Anni se estremecía y hacia levísimos ruiditos con la boca, sin abrirla. Mis manos se empezaron también a mover; empecé a acariciar sus brazos, sus hombros. Me atrevía a más y acaricié su estomaguito, subía un poco más. Ella seguramente se excitó también y en un momento se volteó más hacia mí y también me abrazó, acercó sus labios a los míos hasta que hicieron un leve contacto. ¡Era el paraíso! Nuestros labios empezaron a acariciarse y pronto se dieron un beso, y luego dos, y luego tres…
Yo no podía –ni quería- parar. Mis manos subieron más. Primero tímidamente, se pasearon alrededor de los senos de Anni, sin tocarlos; daban vueltas y acariciaban entre ellos, por la mitad del pecho, sin atreverse a más. Su respiración la noté agitada, ella ya estaba presionando fuertemente su cuerpo al mío. Los besos eran deliciosamente húmedos. Anni ya no aguantó más y tomó una de mis manos y la colocó francamente en uno de sus senos. ¡wow! Masajeé con fruición, después casi con desesperación: se sentían suaves pero firmes, justo del tamaño de mis manos, podía sentir los bordes del bra, que pensé en arrancar para sentir la piel. Metí mi mano por el escote y abarqué los senos por encima del bra, sin dejar de acariciar con decisión. Tímidamente al principio, deslicé uno y luego dos dedos por debajo de la tela del bra. Llegó el resto de la mano y sentí en toda la palma su tibieza: indescriptible!¡ohhh! las areolas eran súper suaves, los pezoncitos duros, yo acariciaba, mi respiración estaba desbocada, la suya también, sentía sus manos clavadas en mi espalda, atrayéndome hacia ella como si quisiera que nuestros dos cuerpos ocuparan un mismo espacio… se sentía el calor, el olor, la excitación, los jadeos, las lenguas entrelazadas… fue demasiado: su cuerpo se tensó, se estremeció hasta temblar; mi virilidad también se tensó y descargué en la ropa la excitación desbordada. Nos miramos a los ojos, sorprendidos los dos de la reacción de nuestros cuerpos. No sabíamos que decir, que hacer… Relajamiento, permanecimos juntos, aflojando lentamente el abrazo, cada vez más, hasta que casi soltamos.
- ohh! Anni… -murmuré.
- Garo… ¿sentiste?.
- Mmm mmm!
Estuvimos un rato más así, uno junto al otro, apenas en contacto físico, pero abarcando todo el universo. La laxitud se apoderó de los dos. Ella se adormiló… luego medio despertó:
- Ya me voy a acostar primo
- Mmm mmm. –asentí.
Se levantó y me quedé sentado mirando como se alejaba a su cuarto, era bellísima.
- te quiero, -murmuré, ¿habrá oído?
Capítulo IV
Habían sido ya cinco semanas de mi prima viviendo en la casa, solamente dos más. Sabiendo que nuestro paraíso particular podría verse amenazado, Anni y yo tratábamos de ser muy discretos en nuestra relación frente a nuestros padres; aunque veo difícil que pudieran sustraerse a mi cara de embobado enamorado –y de mi calentura casi permanente-. Sin haber dicho las palabras, nos sentíamos de facto una pareja. En esas semanas hubo más contactos físicos, aunque ninguno me volvió a llevar a la eyaculación sin estimulación directa. Sí, hubo incluso algunas tardes en las que nos despojamos de casi toda la ropa para sentirnos mejor, para acariciarnos completos. Conocí la textura de su piel y la forma de su cuerpo, su aroma personal se tatuó en mi cerebro para siempre, aprendí las caricias de su agrado, memoricé cada uno de sus rincones. Sus montañitas, areolas y pezoncitos los sentía permanentemente en mis manos, como si los llevara conmigo. Ella conoció mis dimensiones, sintió mi pulso y mi temperatura… entendió anatomía, descubrió su cuerpo… lo que su maravilloso cuerpo podía sentir… y quizá, lo que quería recibir.
No sabíamos que pasaría cumpliéndose el plazo de su visita en mi casa. No queríamos pensar en ello pero era evidente que sabíamos que iba a llegar. No habíamos hablado de cuando sería el momento de entregarnos completos, pero, sabíamos sin decirlo… que sería antes de que la visita concluyera. Los dos teníamos la seguridad. Tenía que ser.
Fue!…
Una tarde, solos en casa… calor… ternura… silencios… ligero nerviosismo…
- Me voy a bañar –dije.
Antes de entrar, le dirigí una mirada que me esforcé fuera especial… ella correspondió.
Estoy en la regadera, agua recorriendo mi cuerpo, Dove, Heno de Pravia, expectación, sensaciones. … Pudorosamente, pero decidida, Anni entra a la bañera… junto a mí. Cuerpo tibio… fragante… suave… dulce… … Tantos años preparándonos… por fin … todo completo …
… Después, nos enjabonamos mutuamente: el cuello, la espalda, el pecho, los pies… …
Epílogo
Estoy conciente de que vivo con mis padres y de que debo, quiero y voy a seguir estudiando. Ella vive con su padre que la quiere y la cuida. No será tan sencillo, lo sé, habrá que hacer compromisos. Pero … vamos a vivir un día a la vez.
Hoy. Reunión familiar anual, clima caluroso y húmedo. Corazón lleno. Junto a la alberca. Anni, mi mujer. Risa casi infantil, tierna y profunda. Cuerpo ya perfectamente formado. Senos más bien pequeños. Pezoncitos apenas perceptibles bajo la tela mojada. Abdomen plano y cintura delgada. Glúteos firmes, redondos, muslos bien torneados, piernas largas… un poema.
Y conste que Anni siempre ha sido mucho más que una carita angelical y ahora además un cuerpecito delicioso... mucho más.
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Relato dedicado a mi mujer
Feliz Cumpleaños!
Entramos y te sentaste en una esquina de la cama, hablamos...recuerdo estar de pie entre tus piernas, una sensacion de despedida, te dije ke me habias hecho sentir mujer, que había tocado el cielo ...solo me aparte de ti para ir por tu regalo y entregartelo.
Cuando te pusiste de pie para marcharte, yo no podía dejarte ir asi, sin tenerte otra vez conmigo, no podía dejarte ir sin tu verdadero regalo de cumpleaños.
Te comencé a besar una y otra vez, comencé a bajar por tu cuello y abrí un botón de tu camisa para besar tu pecho y tú me repatías que no lo hiciera, pero yo seguí bajando por un botón más y por cada botón que abría recibia un "NO"... por un momento pensé en parar y ser obediente, pero mi deseo y pasión por ti eran mayores y decidí continuar hasta terminar lo que tenía en mente.
Terminé por abrir toda tu camisa por sacar tu corbata y vestón y antes que me volvieras a decir otro, "No", yo abri tu cinturón y cremallera y en un segundo tenía tu polla en mi boca, esa polla que dias antes me habia follado tan rico,(nunca te lo dije, pero tu polla es la mejor que he tenido en mi vida, su largo, su grosor y su punta tan brillante..mmmmhhhh) cuando me puse en pie, tú me quitaste la polera y no dudé en minuto me aparté de ti para ser yo misma quien me quitara mis jeans y miré de reojo que tu hacias los mismo con tus pantalones y zapatos, me acerque a ti, me besaste y sacaste mi bracier... me fui a gatas a la cama para quitar lo que tenía en ella y sentí como tus manos me quitaban de un tirón mi tanga, me voltee a ti y como un animal en celo te mire a los ojos y abrí mis piernas dejandote mi sexo dispuesto para ti...
Tu boca se fue directo a mi coño, me lamiste, me chupaste, me penetraste con tu lengua, me succionabas mi clitoris, me hacias gemir de placer... sabes muy bien como volverme loca de placer, a ratos mientras me lamías tirabas con fuerzas de mis pezones y yo creía explotar de placer, luego fue mi turno de devolverte la mano, me fui sobre tu polla, sabía que era mi última vez y me tomé todo el tiempo para gozar de ella, para guardar su sabor y su olor en mi, luego bajé a lamer tus bolas y las metí en mi boca, tienes unas bolas sabrosas, me volví a meter tu polla en mi boca y estabas tan excitado que comenzaste a follarme la boca, a ratos lo hacias con tantas ganas que me llegabas a ahogar...
Cuando te miré a los ojos me pediste un 69, esta vez si sabía que hacer y me puse sobre ti, pero otra vez me hiciste perder el control, recuerdo que a ratos tirabas de mis pezones mientras era penetrada por tu lengua... yo ya no me pertenecía, tú hacías lo que querías..
Cuando ya me tenía jadeando, te pusiste sobre mi y comenzaste a follarme, comenzaste con cuidado, suave, hasta comenzar a clavarmela hasta el fondo, cada vez que lo hacias con fuerzas, pasabas sobre mi punto G.. y yo creía perder la razón, mis orgasmos venían uno tras otro, me cambiaste de posicion, pusiste una de mis piernas en tu hombro y me empezaste a follar del lado.
Fue en ese momento que recordé que desde el momento que te conocí habia soñado que me follaras el culo, que mi culo era tu regalo de cumpleaños y sin pensarlo dos veces te miré y te dije; "Quiero que me folles el culo"...me miraste, comenzaste a follarme más lento y me dijiste; te va a doler... yo te dije que no me importaba y te acerqué a tu mano un lubricante...
Asi como me tenias media de lado, comenzaste a meterme un dedo, yo sentía perfectamente como iba entrando en mi, luego sentí ke me metias otro dedo más y mis ganas eran tantas que yo misma levantaba mi culo para que pudieras entrar más adentro con tus dedos... y luego pasó, sentí como un dolor me penetraba hasta llegar a mi garganta y me ahogó en un grito que me dejó unos segundos sin hablas...nunca supé si lo metiste todo, o si lo sacaste cuando grité...el dolor no me dejaba saber nada... pero mi deseo era más que aquel dolor, yo te iba a regalar mi culo y no me dejaría acabar por un dolor... te miré y pregunté si habia otro modo, otra posición.
Me llevaste hasta la orilla de la cama y me pusite en cuatro, yo dejé caer mi pecho sobre la cama y me deje llevar por ti...otra vez sentí tus dedos y luego sentí como tu capullo se iba abriendo paso, entraba un poco, luego lo sacabas y volvias a entrar un poco... no puedo describir la sensación que sentí cuando tu pubis tocó mi culete, tú estabas todo dentro, tus manos fuertes sobre mis caderos, y tu empujando cada vez más... estaba completamente excitada, me sentí una mujer en celo...solo me faltaba ver tu cara, necesitaba saber si tú estabas gozando como yo.
Estuviste dandome bastante rato y en un intento por girarme a ver tu cara, te saliste de mi y yo me voltee y vi una mirada felina sobre mi y otra vez te abrí mis piernas, descaradamente te enseñé mi sexo mojado, te fuiste el baño, cuando regresaste yo aun te esperaba con mis piernas abierta , te paraste enfrente mio y te comenzaste a masturbar... eso hizo que me calentura por ti creciera más, luego te pusiste justo en la entrada de mi coño y me la clavaste de golpe, fuerte, me llevaste del placer al dolor y de regreso al placer... me follaste como un loco, cada vez me dabas mas y mas fuerte, era como si no tuvieras control de ti, me vine varias veces en ese mete y saca y mi cuerpo comenzó a temblar sin poderlo controlar, supongo ke era la cantidad de placer que me habias provocado esa tarde... entre mis orgasmos y temblores... te viniste y caíste sobre mi y no te sentía respirar... mi corazón latía tan fuerte que no me dejaba escuchar el tuyo.
Nos duchamos juntos, te fuiste y yo me quedé tirada en la cama, sentí que tu leche y mis jugos comenzaban a salir de mi, y se me ocurrio algo, fui por un protector diario y el tanga, me los puse y dejé que nuestra mezcla y su olor se impregnaran en el, y me lo traje de recuerdo a mi país..
Venganza de un profesor
La escuela siempre se prestará para muchas perversiones.
Hace 3 años que doy clases en una escuela de la ciudad de México a nivel medio superior, desde la primera vez que di clases, siempre logre congeniar bien con mis alumnos, quizá eso se debía que yo soy el profesor más joven con mis 27 años, cosa que de inicio no fue muy bien visto por directivos y algunos padres que pensaban que no tardaría en enredarme con alguna alumna como ya le había sucedido a otros profesores incluso mayores.
Ciertamente suele ser complicado resistirse a los encantaos de las chicas que han dejado de ser unas niñas y ahora se pasean por el campus en jeans ajustados o minis, blusas escotadas y entalladas, etc… era fácil entender como varios profesores habían caído ante la tentación… para mi no había sido sencillo resistir, en varias ocasiones sucedió que alguna alumna rebelde y con malas calificaciones (y no se porque siempre terminan siendo las de mejor cuerpo) solía ofrecerse para verla desnuda, tocarla o incluso para tener sexo a cambio de una calificación; en otras ocasiones llegaban a mi videos tomados desde celular donde incluso mis propios alumnos tenían sexo en los baños del colegio, en el deportivo… incluso hasta tríos… muchas veces uno no se puede imaginar lo que se ve en estos lugares… en ocasiones cuando me mostraban los videos tenía que quedarme sentado para disimular mi erección que producían aquellas imágenes.
Pero en fin, el motivo del relato no es para platicar todo lo que he visto y oído que sucede en las instalaciones, eso podrí ser material de otros relatos.
Como dije anteriormente a base de mucho esfuerzo me había mantenido alejado de cualquier escándalo, hasta que un día, al llegar a la escuela, fui llamado urgentemente a la dirección, al llegar ahí para mi gran sorpresa se encontraban 2 policías quines me mostraron una orden de presentación y acto seguido (para no ahondar en esa desagradable experiencia) me llevaron a la patrulla y directo al ministerio público. La orden de presentación fue por “abuso sexual a”… cómo era posible eso??.
Cuando mi abogado leyó la declaración era obvio que 2 de mis alumnas habían montado un teatro que de no ser porque se trataba de mí, yo también me lo hubiera creído; en el relato Cintia describía con lujo de detalle la forma en que yo la había violado.
No es mi intención ahondar en lo que fue éste penoso proceso en el que hubo que acudir a muchas personas para que éstas declararan a mi favor para comprobar de forma veras mi inisencia.
Tras la nueva evidencia logré salir y mis funciones en la escuela fueron restituidas, las reacciones fueron diversas, algunos me recibieron con mucha alegría, para algunos fue indiferente y para algunos, 2 en particular con mucho temor… por mi parte, los primeros días fueron un poco indiferentes, de alguna forma sentía temor, tenía cierta paranoia por lo que ya no me detenía a platicar con ningún alumno, mantenía mis reservas… pero el temor se fue convirtiendo en sed de venganza y a finales del siclo escolar las piezas se acomodaron a mi favor.
La situación no pudo ser más simple un buen día cuando estaba dando mi clase pude ver como mis dos queridas alumnas intercambiaban algo entre cuchicheos, me aproximé sigilosamente hasta estar lo suficientemente cerca para ver qué era lo que hacían… mis ojos se llenaron de sorpresa al materializar lo que estaban intercambiando.
Mi reacción fue rápida, de la bolsa del saco saque un pañuelo desechable y sin miramiento me abalance sobre la pequeña bolsita con polvo blanco que Mariana intentaba guardar en su mochila… estaba hecho, al siguiente momento tenía en mi poder la pequeña bolsita, la levanté para que todo el salón la viera, acto seguido salí del salón para buscar al director, mientras caminaba por el pasillo me estaba deleitando imaginando como irían por ella y lo siguiente dando mi declaración sobre como sorprendía a Cinthia entregando droga a su compañera Mariana dentro de la escuela, por si fuera poco días antes me había llegado un cuestionario para evaluar a Cintia para entrar a una Universidad en el extranjero… arruinaría la vida por completo de las dos que me difamaron.
Estaba llegando a las escaleras de la dirección cuando una idea mucho más perversa llegó a mi mente.
No llegué hasta la dirección, volví rápidamente al salón y continué con la clase (acto que desconcertó a todo el grupo) yo sabía que nadie ponía atención, que estaban esperando a que sucediera algo más, más nada sucedería… no durante la clase.
Dejé algunas tareas y al sonar la campana para salir les dije que podían retirarse excepto claro está Cintia y Mariana a quienes les pedí que se quedaran junto con chicos de mi entera confianza como testigos, Omar y Mauricio… no quisiera ahondar en el contenido de la plática, el resumen es simple si Cintia quería salir exenta de esa situación tendría que darme su cuerpo en ese mismo momento.
Pude percibir un ligero temblor, como un escalofrío recorrer el cuerpo de ambas chicas y un brillo en los ojos de los dos chicos a quienes les pedí que se quedaran, el trato era simple, Cintia tendría sexo conmigo y Mariana con mis dos cómplices, hubo un largo silencio hasta que Cintia asintió y Mariana pidió que haría lo que fuera pero que no la penetraran sin condón, esta petición tomó por sorpresa a los dos chicos quienes como era de pensar no cargaban con condones, yo dije que era justo y que los dos tendrían que usar su imaginación para sacar provecho de ella, Cintia objetó lo mismo, pero para su mala suerte yo si cargaba con uno.
La erección de mis dos alumnos empezaba a ser evidente solo de haber escuchado el trato y cuando se disponían a ir sobre Mariana les dije que tenían que esperar, que no podrían tocarla hasta que se los indicara, no quería que nada interfiriera en el plan que tenía, le pedía Cinthia que se parara de espaldas frente al escritorio, me acerqué y acaricié sus brazos, se estremeció… acaricié su rostro, su cuello sin decir una sola palabra, los ojos de ella permanecían cerrados, seguro que ella pensaba que pasaría pronto, que subiría su falta, quitaría sus bragas y la penetraría… eso estaba lejos de suceder, ese no era el plan.
Desabotoné su blusa teniendo cuidado de ni siquiera rosar su sostén, retiré la blusa acariciando un poco sus hombros, había un gran silencio en el salón, apenas se oía el murmullo de la respiración de todos, Mariana y los otros dos observaban sin perder detalle… la blusa de Cinthia callo por su espalda, la abrasé apenas lo suficiente para alcanzar el broche de su sostén en su espalda, lo retiré con el mismo cuidado que la blusa… sus pechos eran generosos, firmes, cualidad de su edad, casi no podía contener la excitación que ya era evidente en mis pantalones, quería tomarlos, saborear esos pequeños pezones rosados de aureola pequeña.
Siguió su falta abrochada por un único botón y un sierre al costado de su cadera; la falda callo casi por si sola dejando a la vista de todos, sus pantaletas tipo bóxer (tengo que admitir que esto me decepcionó un poco ya que para su carácter y la forma en que ella solía vestir espera encontrar algo más provocador), los labios de su sexo se dibujaban en la fina tela de sus pantaletas. Para ese momento yo ya estaba desesperado por poseerla, arrancar esa última prenda, liberar mi miembro erecto y enterrarlo hasta el fondo de su juvenil sexo… lo siguiente fue quitar esos bóxers con el mismo cuidado con que quité el resto de su ropa… al momento en que su sexo quedó descubierto pude percibir su aroma de mujer que no dudé en aspirar discretamente al tiempo que observaba una pequeña capa de bello señal de que solía depilarse completamente y solo habían pasado un par de días desde la última vez.
Me levanté para observar el cuerpo desnudo de Cintia, era preciosa, me preguntaba cuantos hombres ya habrían poseído ese cuerpo, era casi seguro que no era virgen, pero eso no importaba, lo averiguaría pronto.
Tranquilamente le pedí que se sentara sobre el escritorio lo cual hizo sumisamente, la empuje por sus hombros para que se recostara y sin pedírselo abrió sus piernas (estoy casi seguro de que aquello lo hizo con la intención de incitarme a penetrarla y terminar pronto con aquello) era hermosa, mi erección no podía disimularse, deseaba tenerla ya en ese momento… llevé mis manos a su vientre, recorrí sus pechos, los apreté suavemente, me entretuve viendo como su pezones se levantaban, recorrí sus piernas, el costado de sus nalgas… me tomaba mi tiempo en cada parte hasta que finalmente el costado de mi mano roso su sexo, no con la intención de invadirlo, sino con la intención de ver si las caricias y el masaje a sus pechos había surtido algún efecto.
Había un poco de humedad en el sexo de Cinthia, no es que ella estuviera excitada o al menos no creo que lo estuviera, pero el cuerpo siempre tiene sus propias reacciones y el de ella empezaba prepararse para una inminente penetración, acaricié superficialmente su sexo, teniendo cuidado de no tocar su clítoris ni meter los dedos en su vagina… la expectativa crecía en ella y ésta más que mis caricias era la causante de que poco a poco Cinthia se fuera humedeciendo más, inevitablemente su cuerpo se estaba excitando… era momento de hacer algo más profundo, así que me incliné y con la misma delicadeza de un amante pase mi lengua a lo largo de la vagina de mi victima que no pudo contener un suspiro ahogado… pude observar de reojo a mis alumnos y a Mariana que observaban petrificados; Omar como no pudiendo contener su erección más tiempo sacó su miembro a través de su cremallera y empezó a masturbarse lentamente mientras nos observaba.
Mi lengua continuaba moviéndose en el sexo de Cinthia, con movimientos circulares, de arriba abajo y por momentos tan profundo como se le permitía; la respiración de Cinthia se aceleraba y decidí introducir un dedo en su sexo y concentrar mi lengua en su clítoris, esto hizo que ella tuviera un sobresalto, los movimientos eran cada vez más rápidos así como su respiración, sus manos se cerraron en los bordes del escritorio, sus músculos se estaban tensando cada vez más, entre más se resistiera su cuerpo reaccionaría con más fuerza ante el inminente orgasmo que estallo en contra de su voluntad… sus ojos se cerraron y sus labios se apretaron para no dejar escapar ni el más mínimo sonido, pero las contracciones en su vientre y en su vagina fueron fuertes y largas.
Mi lengua siguió el juego en su clítoris y mi dedo entraba y salía de ella mientras duro el intenso orgasmo; cuando su cuerpo se relajo fui bajando la intensidad del estimulo hasta separarme por completo, un poco de sus jugos escurrían por su vagina, ahora ella se notaba rendida sobre el escritorio, mi objetivo se había cumplido, ahora su mente estaba rendida, su cuerpo había cedido a un intenso orgasmo ante mi ultraje.
Tomé un respiro me volví a mis alumnos y les dije que no esperaran más que desnudaran a Mariana y que se saciaran con ella… no creo que hubieran pasado más de 3 minutos antes de que mariana estuviera de pie en medio del salón desnuda observada por aquellos dos chicos; Mauricio se había ocupado de la blusa y sostén y Omar de la falta y pantaletas que a decir verdad eran más sexis que las de su compañera acostada en el escritorio, no es que ella hubiera cooperado, sino más bien que no puso ninguna resistencia, apenas se cubría su depilado sexo con una mano y parcialmente sus pechos con el brazo… la visión de esa chica era magnífica, Omar, el que se había masturbado mientras me encargaba de Cinthia se aproximo a ella y comenzó a acariciar su cuerpo, espalda, cintura… dejando que su miembro que salía por su cremallera rosara la piel de mariana hasta posarse entre sus nalgas.
Antes de volver con Cinthia que seguía derramando algunas lagrimas en silencio les recordé a los chicos que sino tenían condones, no podrían penetrarla a lo que Omar que le acariciaba ahora sus nalgas preguntó si podía ser por el culo… en verdad que no querían perder la oportunidad, los ojos de mariana se abrieron cuan grandes eran y pidió que no hicieran eso, que dolía, a lo que yo contesté que por el culo o la vagina, que ella decidiera, en cualquier caso no había condones.
Mauricio se quito sus pantalones y bóxers, su miembro se encontraba erecto y listo para la acción que pudiera proporcionarle Mariana, se aproximo a ella y le dijo que se la chupara, ella dudó un momento y luego se puso de rodillas tomó el miembro de Mauricio y lo llevo a su boca con un ligero gesto de asco más era evidente que no era la primera vez que lo hacía, Omar que estaba a sus espaldas igualmente se hinco separó un poco las piernas de Mariana y empezó a acariciar su sexo, e hubiera gustado saber si había algo de humedad ahí y quizá lo hubiera constatado yo mismo, pero aún no terminaba con lo mío.
Dejé de observar a mis alumnos y volví con Cinthia quien ahora me observaba con una mirada seria, me quité los pantalones y los interiores que contenían mi miembro erecto el cual saltó al sentirse liberado, estaba ansioso de poseerla, saqué el condón que guardaba en el saco y me lo puse, sin prisa (para mis compañeros lectores yo se que no es muy común leer que los personajes usen condón, pero seamos realistas, no tenía intención de correr riesgos).
Era el momento que estaba esperando, me situé entre sus piernas, la punta de mi miembro toco su húmeda vegina lo que la hizo tener un pequeño sobresalto, recorrí de arriba a bajo todo su sexo, me entretenía viéndola expectante con sus manos cerrándose a los bordes del escritorio, tras un momento y sin previo aviso empuje hundiéndome en ella sin brusquedad, pero si con firmeza hasta llegar al fondo, Cintia dejó escapar un pequeño quejido, definitivamente no era virgen, pero si la noté estrecha lo cual fue delicioso, tanto que tuve que hacer una pausa para dejar pasar la ola de placer que aquella primera penetración me causó.
Mientras esperaba que ésta oleada de placer terminara mientras controlaba mi respiración eche un vistazo a Mariana, ella estaba en cuatro con el miembro de Mauricio en la boca al tiempo que Omar trataba de penetrarla por el ano, todo esto claro entre quejas y gestos de desagrado de Mariana, estaba por volver a lo mío cuando un qujido, casi un grito de Mariana provocó que volviera mi atención a ellos y hasta sacara a Cintia de su mutismo y volviera el rostro para mirar; Mariana había dejado de mamar el miembro de Mauricio y apoyaba su cabeza entre sus brazos que estaban apoyados sobre sus codos en el suelo… la imagen era fabulosa, el miembro de Omar finalmente se había abierto paso por el ano de Mariana mientras el expresaba lo rico que era, empezó a bombear con cierta dificultad por lo que escupió un poco de saliva para lubricar más y facilitar un poco su vaivén mientras Mauricio lo alentaba.
Una vez más volví con Cintia, saque mi miembro completamente y esta vez lo dejé ir con fuerza para iniciar un va y ven rítmico, sostenido, ella solo se sujetaba del escritorio y mantenía sus piernas más o menos suspendidas con las rodillas flexionadas y mordiendo sus labios con los ojos cerrados, yo observaba como mi miembro entraba y salía de ella una y otra vez, era delicioso, no creí estarlo disfrutando tanto y creo que mis alumnos también o al menos era lo que me indicaban los jadeos de Omar quien bombeaba el ano de Mariana con entusiasmo; tuve que cambiar el ritmo en repetidas ocasiones por momentos lento, otras tuve que detenerme, quería prolongarlo todo el tiempo posible.
Me excitaba tener sometida a la chica que casi me arruina profesional y socialmente, un jadeo fuerte me distrajo de mi labor para ver como Omar se venía sobre las nalgas de Mariana ante la queja de Mauricio que argumentaba que le ensuciaba el área de trabajo y por lo que vi decidió no participar de ese ano que ahora debía estar dilatado y decidió continuar ultrajando la garganta de Mariana.
Retomé mi ritmo, de pronto los ojos de Cintia se abrieron y me pidió que parara, su respiración se aceleraba, yo no hice caso, los dos sudábamos por la actividad y aumente la velocidad, de pronto la espalda de Cintia se curvó hacia a tras, eso no lo esperaba y creo que ella tampoco, estaba teniendo otro orgasmo, quizá su actitud sumisa y la prolongada estimulación que le proporcionaba la constante penetración terminó llevándola a este nuevo accidente físico porque como he dicho antes y lo vuelvo a repetir, dudo que lo estuviera disfrutando.
Este nuevo orgasmo debió de haber motivado a Mauricio quien sin más ni más se dejó venir en la boca de Mariana que protestaba con gestos de disgusto y asco, Mauricio se retiró de Mariana mientras comentaba algo a lo que no le puse atención con Omar, mientras, Mariana se sentaba de lado sobre el suelo con la cabeza baja como recobrando el aliento.
Por mi parte estaba sorprendido de haber durado tanto sin venirme a pesar de la tremenda excitación que todo aquello me provocaba, le indique a Cintia que se pusiera de pie y se girara, y como fuera en su primer orgasmo éste la dejó nuevamente sin voluntad y obedeció sin protestar, le indiqué que se inclinara sobre el escritorio flexionara un poco las rodillas y abriera las piernas, al observar el maravilloso espectáculo que me mostraban sus nalgas; al estar contemplando noté como sus fluidos avían escurrido hasta su ano el cual se mostraba brilloso, tras meditarlo unos segundos retiré el condón que traía puesto y puse la punta de mi miembro en ese anito mojado, Cintia pretendía protestar pero un empujón mío cambio su protesta por un quejido al tiempo que se aferraba con las manos al escritorio.
Mi miembro había entrado solo la mitad y dejé una pausa para que su esfínter se relajara un poco, cuando Cintia recobró el aliente esperaba que continuara con su reclamo pero en lugar de eso se quedó callada y retomó su posición sobre el escritorio, un nuevo empujón mío me permitió penetrarla por completo y tras una breve pausa comencé a bombear esas hermosas caderas con las que muchos de mis alumnos seguramente se abrían masturbado en secreto mientras las recordaban.
Cuando sentí que ya no había mucha resistencia aumenté la velocidad, esta vez mi única intención era terminar, la espera había sido mucha y la excitación más, mi respiración se aceleraba, mi orgasmo era inminente, la tomé por los hombros jalándola hacia a mi como queriendo penetrarla hasta lo más profundo y fue ahí que ante una ola inmensa de placer descargué todo mi semen en fuertes contracciones de las cuales un par de ellas resultaron dolorosamente placenteras al sentir como se liberaba toda la presión acumulada.
Ambos jadeábamos un poco por el esfuerzo, cuando recobré el aliento retiré mi miembro que empezaba a perder su firmeza; Cintia no se reincorporó de inmediato como también retomando el aliento, antes de que Cintia se reincorporara por completo pude ver como escurría algo de mi semen por su nalgas por o que me aproximé a donde estaba colgado mi saco, saque unos pañuelos desechables y se los extendí para que pudiera limpiarse, hecho esto tomamos nuestra ropa para vestirnos; mientras lo hacíamos pudimos ver que Mariana, Omar y Mauricio ya se habían vestido y solo nos observaban.
No hubo prácticamente palabras, tomé la bolsita con hierba que les había quitado y se la devolví diciéndole que era mala para la salud a lo que ella solo me dijo que no l consumía, pero podía decirme cuales de sus amigas si; había una especie de maliciosa sonrisa oculta en esa última frase que pasé por alto en ese momento.
No solo le devolví su mercancía, sino que también firmé la carta de recomendación que ella necesitaba y en su siguiente parcial la califiqué con 10 prácticamente sin haber revisado su examen.
Aquello sería el inicio de experiencias que se prolongarían por los 3 años siguientes en que trabajé en aquel colegio de los cuales, espero escribir en el futuro.
Una gimnasta demasiado atractiva
Me llamo Laura, tengo 19 años. De cuerpo no diré que soy un modelo, pero estoy bastante contenta de mi físico, puesto que practico gimnasia 3 veces a la semana ; los lunes, miércoles y viernes. Tenemos un entrenador de más o menos 40 años, le gusta bastante mirar a las chicas practicando gimnasia ; pero como nos prepara muy bien para las competiciones y que, hasta hoy, nadie tuvo problemas con él, no le decimos nada.
Hoy es viernes, día de mi ultima preparación de la semana. Las otras chicas ya se han ido, pero yo, como participaré a una competición nacional dentro de 3 semanas, he pedido el permiso a quedarme un poco más en la sala a practicar, y es por eso que hace casí 3 horas que estoy haciendo gimnasia.
Pero ahora me siento cansada, y además, se está haciendo tarde. Termino los ultimos calentamientos, que son necesarios de hacer después de todo deporte, para evitar los dolores. Recojo las cosas que dejé en el suelo de la sala ; botella de agua, toalla… Y me dirijo hacia las duchas.
¡ Qué rico sentir el agua correr sobre mi cuerpo, después de tanto tiempo practicando deporte ! Podría quedarme mucho tiempo así, pero le prometí a mi mama que no regresaría muy tarde a casa, así que intento darme prisa. Le echo shampoo en mi pelo, que tengo algo largo, y me paso jabon por el cuerpo. Luego vuelvo a apretar el boton del agua, y es a ese momento que escucho ruido en la puerta. Al principio, no le presto atención ; « debe ser el viento », pienso. Pero escucho otra vez el ruido de la puerta, como si alguien la estuviera abriendo. Tomo mi toalla, la enrollo alrededor de mi cuerpo y salgo de la ducha. Entonces, de repente, aparece mi entrenador, llevando puesto solo un pantalón de deporte.
« Señor !! » grito, sorprendida. « ¿ Qué hace usted aquí ? ». Sonrie y me dice « no tengas miedo ». « Pero no son las duchas para señores », agrego, sonriendo. « Lo sé, lo sé, me dice, no vengo para ducharme ».
Esa frase fue la que me dió miedo. Le veo acercarse a mí, con algo en los ojos que no sé describir, pero un poco espantoso. « No debería quedarse… » empiezo. Pero me pone una mano sobre la boca, agregando « shuuut, no digas nada. Sabes, somos los unicos aquí, todos los demás se fueron hace ya mucho tiempo ». Al ver el miedo en mis ojos, dijo « si no intentas defenderte ni hacer nada malo, todo pasará bien, confia en mí… ».
Entonces, con su otra mano, me quita la toalla de repente y estoy completamente desnudo ante él. « Qué cuerpo tan rico tienes, Laura, me muero por probarlo… ». Quería golpearle en la cara, algo así, pero es mucho más alto y fuerte que yo. Con mi pequeño metro sesenta y dos centimetros y mis 49 kilogramos, no valgo nada enfrente de un cuerpo de un metro ochenta. « Si no te mueves, no te va a doler… » no dejaba de repetir.
Me suelta por fin, y yo ya no tengo voz para gritar. De todas maneras, seguramente no serviría porque sé muy bien, como él, que no hay nadie más aquí.
Pasandose lentamente la mano sobre su pantalón, en el lugar del sexo, me repite « mira Laura, esto es para ti, ¿te gustaría probarlo? ». Como no contesto, empieza a quitarse el pantalón, y luego el boxer, ante mis ojos llenos de miedo. Veo aparecer delante de mi un pene largo, de 20 centimetros mínimo.
« Miralo, miralo, me dice, que esto va a ser todo tuyo ». Yo quisiera escapar, pero no puedo. Me impediría salir, y tengo miedo que me castigue más duro si intento hacerlo.
« Agachate », me dice. Como no lo hago de inmediato, me grite más fuerte « ¡¡agachate!! ». Entonces lo hago y me acerca el pene a la boca. « Abre tu boca, Laurita, abrela ». Eso hago poco a poco, con miedo, y entonces me la pone de repente en la boca. « mamamela, mamamela » repite con una voz victoriosa.
Odio sentir su verga de 40 años en la boca. Sin embargo, intento chuparsela para que me deje salir lo más rápido posible. Apoya sus manos sobre mi cabeza y la mueve para hacer entrar y salir su pene dentro de mi boca. Yo me siento a punto de vomitar porque la pone cada vez más profundo, hasta tocarme la garganta. Hace gemidos de placer y dice suavemente « sigue asi, Laura, sigue así… ». Le paso la lengua sobre la punta del pene. Eso le hace estremeserse. De repente, sin avisar, siento un liquido caliente. Y siento que poco a poco ese liquido me llena la boca. « Aaah… » grita. « Tragate mi leche, tragatela… ». Con asco me trago todo su sémen, que es bastante.
Se saca la verga de mi boca y yo, la boca aun con olor a sémen, y el miedo en todo el cuerpo, estoy a punto de llorar. « Ven aquí mi chiquita, dice, que esto no está terminado… ». No tengo tiempo para preguntarme qué es lo que va a seguir, que ya tiene la mano en mi entrepierna. Lentamente, me acaricia el sexo. Se moja el dedo del centro de la mano y lo apoya sobre mi clitoris, que acaricia suavemente. Casí me gusta. De repente, me clava dos dedos en la vagina. Eso me hace gritar. « Sientelo rico, Laura… ». El dolor me mata. Mi vagina está seca y me iritan demasiado esos dos dedos que se mueven furiosamente dentro de mi vagina. « ¿Te gusta, verdad? ». Abriendome aun más la vagina, me pone un tercer dedo. Me vienen las lágrimas en los ojos. « No llores chiquita, sé que eso te está gustando… ». Cuando estima que sus tres dedos quedaron suficiente tiempo dentro de mí, los saca poco a poco y me atrae a él, pegandóme contra su cuerpo y contra su pene de nuevo erecto.
« ¿Te gustaría sentir la verga de un macho de 40 años dentro de ti? ». Pronuncio un « no » casí no audible. Entonces me acuesta con fuerza en el suelo y se echa encima mío. « Va a ser el mejor momento de tu vida… ». Poco a poco, siento su verga apartandome los labios de la vagina. Poco a poco le siento entrar en mí, y cada centimetro más de su pene dentro de mi vagina me duele. De repente, sin avisar, me la clava entera, 20 centimetros de una verga larga y dura dentro de mi vagina de apenas 19 años. « ¿Te gusta, verdad? ».
La pone y la saca, la pone y la saca. Yo grito, no de placer sino más bien de dolor. Pero parece que cada grito mió le exita más y más. Se pone a hablarme sucio « así Laura, así, gozalo… grita chiquita, grita, te voy a coger como una puta… siente mi verga dentro de ti, sientela, eres mi esclava sexual… ». Me la pone cada vez más duro, más fuerte, y más rapido. Yo grito y lloro al mismo tiempo, el dolor me mata.
Siento el liquido caliente llenarme la vagina después de casí 10 minutos de penetración forzada.
Sin dejarme tiempo para respirar, me echa sobre el vientre, toma mi trasero entre sus manos y me aparte las nalgas. « No, eso no, por favor… » le suplico.
Siento la cabeza de su pene en la entrada de mi ano. « Por ahí no por favor, le haré lo que quiera, pero no por ahí… ». Quiere hacer entrar su pene en mi ano pero, con mi miedo y mi estres, no lo logra. Entonces se pone furioso « ¡¡ decidí cogerte por detrás y eso haré !! ». Me aparte con dolor las nalgas y apoye aun más su verga en la entrada de mi ano. Siento la cabeza y, poco a poco, la mitad de su pene dentro de mi ano.
« No, por favor… por ahí no… me duele demasiado… por favor… ». Pero le encanta sodomizarme…
De repente, se escuchan ruidos en la sala. Saca su pene de repente de mi ano y, cogiendo mi ropa, me la echa sobre el cuerpo diciendo « ¡¡ vistete !! ». Termina de vestirse y sale del vestuario a ver quién vinió. Me deja así en el suelo, llorando y el cuerpo lleno de dolor…
Violada por el masajista - carta a Esti
Carta a Esti …
Esti,
Después de lo que ocurrió hace unos días he decidido compartir contigo mis sensaciones de esos momentos… quiero soñar con tus gestos y tu carita cuando lo leas y recuerdes aquellos instantes.
No te voy a aburrir explicando cómo llegué la pasada Semana Santa a trabajar en aquel hotel, pero lo cierto es que por un lado mi negocio no iba demasiado bien y por otro, un amigo me ofreció la oportunidad de sacar un dinero extra en las vacaciones y sin mucho pensarlo … acepté. Me habló de que un hotel en Menorca necesitaba personal para vacaciones, estaba muy bien pagado y además me dijo que me buscarían algo tranquilo porque su hermano dirigía el establecimiento … pues nada me dije … unos Euros extras me vendrán muy bien.
Tampoco te voy a detallar cómo finalmente me ofrecieron estar en la zona de masajes. Honestamente… los únicos masajes que he dado ha sido a alguna de mis novias para relajarlas antes o después de follar… ellas siempre dijeron que se me daba bien, pero tampoco creo que fuesen unas grandes referencias. En cualquier caso, mi jefa iba a ser una tal Begoña, una chica de casi 40 años con mucha experiencia, o sea que perfecto. De hecho, cuando me lo dijeron, me pareció exótico, incluso sensual me dije, igual me toca dar masajes a una cuadrilla de amigas veinteañeras y luego las podía invitar a tomar una copa … nada más lejos de la realidad, los 10 primeros días de las 2 semanas que pensaba pasar allí, transcurrieron entre masajes relajantes a matrimonios de 70 años, cuarentones estresados que roncaban como cerdos en cuanto les tocaba la espalda … y para colmo solo me tiró los tejos un chico homosexual de 30 años … en fin … por una parte olvidada la posible parte morbosa del trabajo me limité a cumplir lo mejor que sabía y pensar en los Euros extras que me llevaría en el bolsillo mientras por otra … tantos días viendo tías en bikini bañarse en las piscinas sin poder follar con ninguna … me tenía cachondo perdido.
Había bastantes chicas monas en bikini bañándose en las piscinas, pero la verdad es que desde hacía un par de días estaba pendiente de una en concreto, que eras tú por supuesto. Estabas con un grupo de lo más variado en el que había otras chicas, chicos de tu edad y también parejas mayores, por lo que supuse se trataría de unas vacaciones de amigos o familia con sus hijos. Enseguida aprendí que todos te llamaban Esti, y la verdad es que me ponía cachondísimo verte en bikini tomando el sol y bañándote en la piscina. Tu largo pelo rubio liso hasta casi la cintura te hacía no pasar desapercibida precisamente. Tu carita de niña, con la nariz respingona, ojos grandes, labios muy definidos y bonitos te hacían parecer más joven de lo que decía tu cuerpo. Bonita cintura, piernas preciosas terminando en un culo que prometía muchísimo y unas tetas que me tenían loco. Más bien grandes pero no demasiado… de las que da gusto coger con las dos manos y masajearlas sin descanso… que además marcaban unos pezones maravillosos bajo los bikinis que llevabas.
Desde el día que llegaste, aprovechando la situación de la sala de masajes, pegada a las piscinas, te observaba sin parar: cuando caminabas moviendo ese delicioso culito, cada movimiento que hacías en la tumbona, cada pliegue de su piel marcado en tu bikini, cuando salías de la piscina con los pezoncitos marcando el bikini, cuando tomabas algo en compañía de otras personas … no sabía tu edad, pero deduje que al menos tenías 18 años, porque la observé tomar cerveza en más de una ocasión y en ese tema el hotel era realmente cuidadoso.
Entre tú tercer y cuarto día de estancia en el hotel sucedieron una serie de casualidades que desembocaron en la historia que tú conoces, pero que quiero escribir para compartir con otros lectores.
El tercer día, todo indicaba que era tu cumpleaños. Las felicitaciones del resto del grupo, besitos, invitaciones, continuas llamadas al teléfono móvil… de hecho mi curiosidad me hizo acercarme para verificar que efectivamente era tu cumpleaños… me pareció entender que tu 19 cumpleaños por una conversación por el móvil. Por otra parte, ese mismo día por la tarde mi jefa, Begoña, avisó que le había surgido un tema familiar grave y que debía faltar al trabajo al día siguiente.
La casualidad hizo que el cuarto día tú aparecieses sola en la piscina, ya que por lo que supe después, el resto del grupo se había marchado a una excursión contratada y habías preferido quedarte a tomar el sol tranquilamente… entonces, mientras estabas tumbada con un precioso bikini negro que dejaba ver buena parte de tu delicioso culito, decidí acercarme a ti y déjame recordar lo que ocurrió:
- “Hola… ¿perdona eres Esti?”… me acerqué vestido con mi ropa del salón de masajes.
- “¿Eh? … ¿Cómo?” respondiste sorprendida. “Esto… sí… ¿Qué quieres?”.
- “Hola, mira trabajo en el salón de masajes de ahí al fondo. Mi jefa me ha encargado que te entregue esta tarjeta. Por lo visto te han dejado pagado un masaje relajante para esta mañana creo que como regalo de cumpleaños”, te dije mientras te entregaba un sobrecito con una tarjeta del hotel escrita por detrás a mano… “Felicidades… disfruta el masaje”.
- “¿Un masaje? … no sabía nada. ¿Y quién me lo ha regalado?”.
- “Pues eso me temo que no lo sé. Supongo que algún amigo o familiar, no lo sé. Desde luego es un masaje muy completo y súper relajante. Bueno, yo te dejo la invitación. Que sepas que ahora mismo es buen momento, porque dentro de un rato suele ir más gente y a lo mejor tienes que esperar, pero como tú quieras”.
- “Ah, vale… oye pues voy en unos minutos”.
Cuando me di la vuelta caminando despacio hacia mi trabajo, estaba convencido de que habías mordido el anzuelo, o sea que tenía que prepararlo todo rápidamente… y así fue porque en poco más de 10 minutos apareciste por la puerta con un precioso vestido minifalda encima del bikini y una pequeña bolsa con tus cosas.
- “Hola. Deja tus cosas ahí en una taquilla que tienes dentro del vestuario. Ahí también encontrarás bikinis de un solo uso para evitar manchar tu ropa con el aceite. Cámbiate y pasa por favor a la sala número uno. Túmbate por favor en la camilla que estamos en 2 minutos contigo”, te dije mientras hacía como que cogía una llamada de teléfono.
- “Vale… gracias”.
Mi excitación en esos momentos se iba multiplicando a cada segundo hasta que pasados unos minutos entré en la sala número uno y allí estabas tumbada en la camilla como te había pedido con un bikini de un solo uso. Se trataba de una camilla especial para masajes, articulada, con un hueco para la cara cuando se colocaba la persona en posición boca abajo y divida en su parte inferior para poder colocar las dos piernas en diferentes posiciones. La camilla estaba cubierta con una sábana blanca y varias toallas del mismo color. Lógicamente te tumbaste sobre las toallas sin notar nada extraño.
- “Hola… túmbate boca abajo por favor que empezamos ya mismo. Mi jefa viene en unos minutos que ha tenido que salir a una atención a una habitación. Coloca la cara sobre el hueco para que puedas estar más cómoda y los brazos por favor a lo largo del cuerpo. Lo más relajada posible”.
Obedeciste sin rechistar aunque tu carita delataba un cierto nerviosismo.
- “¿Te han dado alguna vez un masaje relajante?”.
- “ehh… no la verdad es que no”.
- “Ya verás cómo te gusta. Es una sensación única. Tu solo relájate, piensa en la música que escuchas y trata de no hacer fuerza con ningún músculo. Las habitaciones están insonorizadas y solo escucharás la música y no el ruido del exterior”.
- “Vale… la verdad es que no tenía ni idea de que me habían regalado esto… pero bueno… vamos a ver qué tal”.
- “Empiezo por la parte más relajante que es la espalda. Te voy a soltar los clips de cintas de la parte de arriba del bikini para no mancharlas con el aceite”.
Me miraste un tanto asustada cuando dije que te soltaba el sujetador… pero no dijiste absolutamente cuando primero uno y luego el otro solté los clips dejando libre tu espalda. Esa carita tuya de sorpresa… medio asustada me encantó.
Mientras me untaba las manos y los antebrazos de aceite no dejaba de observarte así, con la espalda completamente desnuda, tu culito cubierto solo por un pequeño bikini de papel y tus preciosas piernas juntas perfectamente extendidas. Tus pechos se veían irresistibles aplastados contra la toalla de la camilla. De hecho parecían más grandes que bajo el bikini.
El primer contacto con tu espalda fue delicioso y consiguió excitarme inmediatamente. Me coloqué a la altura de tu cabeza mientras mis manos acariciaban tu preciosa piel comenzando a extender el aceite desde los hombros hasta media espalda, masajeando muy suavemente tu piel, ejerciendo una pequeña presión para tratar de relajarte. Poco a poco iba bajando un poco más desde los hombros hacia la cintura hasta llegar a esta. Ahí me detenía masajeando con fuerza tu deliciosa cintura, para volver a subir hacia tus hombros. En el fondo sentía como si te estuviese sobando poco a poco para tratar de excitarte y me encantaba.
Tu espalda de cubrió de aceite dándole aún un aspecto más sexy por el brillo que daba a tu piel morena.
- “Así… relaja toda la espalda… trata solo de pensar en la música”.
- “Mmmhhh que bien,.. “
La primera parte del masaje sin duda te estaba gustando… y entonces sentándome en una banqueta a los laterales de la camilla comencé a masajear uno de tus brazos, empezando por la mano, donde ejercía bastante presión con los pulgares, subiendo por el antebrazo que acariciaba delicadamente para seguir hasta el hombro muy suavemente. Una vez terminado un brazo, lo dejaba colgando de la camilla para empezar por el otro. Mientras masajeaba tus brazos, no podía dejar de mirar tus preciosas tetas aplastadas contra la camilla… mi tentación en ese momento hubiese sido cogerlas bien fuerte para masajear esos pezoncitos que se medio veían en esta postura.
Terminados los brazos y dejándolos colgando de la camilla comencé a masajear los lados de tu espalda. Empezando por la cintura y poco a poco subiendo hacia arriba fui masajeando un lado y luego el otro. Cuando legaba a la altura de tus pechos extendía los dedos para acariciar levemente la base de las mismas… eso notaba que te incomodaba levemente pero a mí me excitaba terriblemente… y como no decías nada… yo seguía insistiendo masajeando la zona de tu cintura y costillas estirando los dedos, notando esas tetas maravillosas que tanto me habían llamado la atención. Las rodeaba con mis manos llenas de aceite … parecía que las iba a coger con fuerza sujetando los pezoncitos y mirándote a los ojos … pero no … las rodeaba una y otra vez, rozándolas con mis dedos haciendo la situación tremendamente excitante.
Luego fue el turno de tus piernas y empezando por los pies fui subiendo por las pantorrillas hasta llegar a tus muslos. Ahí me entretuve a placer masajeando tus piernas deliciosas hasta el borde del bikini, sobándolas sin parar… sobre todo la parte superior de tus muslos. Mantenías las piernas completamente juntas, pero aún así metía una mano entre los muslos para masajearte perfectamente.
- “Deja que te coloque las piernas para poder masajear mejor cada una, por favor”, te dije mientras haciendo uso de las partes articuladas de la camilla, separaba la parte inferior abriéndote un poquito las piernas.
Te dejaste hacer sin más, permitiendo que yo me pudiese colocar entre tus dos piernas… en esa postura podía ver tu entrepierna perfectamente cubierta por el bikini mientras comenzaba a masajear tus muslos en la parte superior, rozando tu delicioso culito con una de las manos, mientras por el interior de tus piernas recorría el borde del bikini rozando tu entrepierna. El contacto con tu piel seguía excitándome más y más … mis manos rodeando tus muslos subiendo hasta el límite de tu muslo … hasta que uno de mis dedos índices seguían la goma de tu braguita en la entrepierna … arriba y abajo … muy delicadamente … como sin darme cuenta. Luego las manos volvían a bajar hasta la rodilla… y vuelta a subir hasta el final del muslo… nuevamente un dedo recorriendo la goma en tu entrepierna y la otra mano siguiendo la goma que cruzaba tu delicioso culo.
Mi polla parecía que iba a romper el pantalón blanco de la excitación que llevaba encima y en ese momento ya no podía retirar mis manos de la parte alta de tus muslos… algo que parecía empezar a incomodarte por los movimientos de tu cabeza… pero no me importaba seguía ahora ya descaradamente sobando la parte alta de tus dos muslos… uno con cada mano… hasta el límite de tu braguita… y mi polla parecía ya que iba a reventar. Con tanto movimiento en esa zona de tu cuerpo, la braguita se iba recogiendo poco a poco hacia el interior de tus deliciosas nalgas y milímetro a milímetro tu precioso culo se iba quedando a la vista.
Tu incomodidad era evidente y aunque no te atrevías a decir nada movías el cuerpo como tratando de llamar mi atención… pero justo conseguías el efecto contrario, ya que saber que te sentías incómoda me excitaba más y más.
La braguita se había metido tanto entre tus nalgas que parecía un tanguita, dejando ahora ya a mi vista la deliciosa forma de tu culo … irresistiblemente suave … irresistiblemente bello … e irresistiblemente prohibido.
- “Bueno…. Estooo…. Creo que no me apetece más masaje… me voy a la piscina”, dijiste incorporando tu cuerpo y apoyando una pierna en el suelo a la vez que con una mano colocabas correctamente tu braguita, volviendo a cubrir tus nalgas.
Tus nervios y la necesidad de salir de aquella habitación hicieron que te incorporases sin recordar que el sujetador estaba suelto, por tanto, cuando te pusiste en pie no te diste cuenta que tus pechos estaban completamente desnudos y eso me dio una visión que no olvidaré. Tus tetas desnudas eran mucho más grandes de lo que parecían con la parte superior del bikini puesta y además eran perfectas. Perfectamente redondas y erguidas, con unos pequeños pezones duros como rocas… absolutamente irresistibles.
Cuando te diste cuenta de la desnudez de tu pecho te intestaste cubrir con un brazo a la vez que caminabas de forma atropellada hacia el vestuario… pero la puerta estaba cerrada. No te habías dado cuenta que cuando yo entré había cerrado con llave y así prácticamente desnuda, forcejeando con la manilla de la puerta, miraste atrás y observaste el enorme bulto bajo mi pantalón blanco y eso hizo que te empezaras a poner nerviosa de verdad.
- ¡Abre esta puta puerta!, dijiste.
- “¿Por qué tienes tanta prisa? El masaje no ha terminado”.
- ¡Abre esta puta puerta o empiezo a chillar!”.
- “Puedes chillar lo que quieras guapa. Estas habitaciones están insonorizadas para evitar el barullo de la piscina. No te das cuenta que no oyes nada de fuera”.
Tu mano derecha intentaba de forma compulsiva girar la manilla de la puerta inútilmente mientras yo observaba tu delicioso cuerpo semidesnudo.
- “¡¡Socorro!!, ¡que alguien me ayude por favor! ¡¡Socorro!!”.
- “Es mejor que no grites rubia”, dije a la vez que me sentaba en una banqueta. “Pórtate bien y lo pasaremos bien los dos… pórtate mal y lo pasaré bien solo yo… tú eliges”.
- “¡¡Joder!! …. ¡¡Socorroooo!!
- “No te lo vuelvo a decir. Pórtate bien y lo pasarás muy bien. Túmbate otra vez en la camilla rubita”.
- “Maldito hijo de puta. ¡¡Que alguien me ayude!!”.
- “Está bien… tú lo has querido. No tengas miedo, no quiero hacerte ningún daño”.
Me encantó ver tus ojos mirándome sin parpadear mientras me acercaba a ti. Me excitó aún más si cabe cuando te sujeté con fuerza los dos brazos a la espalda y volví a traerte empujando hasta la camilla. Tus pechos se movían de forma absolutamente irresistible mientras te obligaba a caminar. Una vez en la camilla… te obligué a reclinarte sobre ella, apoyando tu cara y tu pecho sobre la misma.
- “A las chicas malas como tú hay que darles unos buenos azotes para que sean más dóciles, sino se quejan sin parar. ¿Lo sabías?”.
- “Suéltame joder, basta. ¿Qué quieres?, suéltame por favor”.
La verdad es que no hiciste demasiada resistencia a mis empujones, ni tampoco cuando te bajé la braguita hasta la mitad de tus muslos, dejando al descubierto, ahora completamente, tu delicioso culo. Supuse que era porque estabas asustada.
- ¡¡Plaaaas, plaaaas!!, los dos primeros azotes sonaron realmente fuertes. Uno en cada nalga, dejando marcados mis dedos en tu culo maravilloso. “Veras como después de unos buenos azotes vas a ser una chica mucho más buena. Voy a seguir azotándote hasta que me pidas que te folle esa boquita tan deliciosa hasta el fondo de tu garganta”. ¡¡Plaaaas, plaaaas!!, volvieron a sonar, ¡¡Plaaaas, plaaaas!! … una y otra vez… ¡¡Plaaaas, plaaaas, plaaaas, plaaaas, plaaaas, plaaaas, plaaaas, plaaaas,!!.
- “Basta por favor, basta”, dijiste ahora sí intentando liberarte con fuerza.
Pero mi postura era simplemente empujándote sobre la camilla y podías poco más que revolverte mientras los azotes seguían golpeando tus nalgas, enrojeciéndolas más y más.
- “Mira cariño… follar hoy vas a follar… puede ser por las buenas o por las malas, pero no te voy a dejar salir de esta habitación sin follarte todos tus agujeritos… o sea que tú verás… puedo azotarte hasta dejarte el culito en carne viva y luego follarte, o follarte de forma que tú también lo pases bien… tú eliges”… ¡¡Plaaas, plaaas, plaaas!! …. Seguía mi mano descargando en tu culo desnudo.
- “Basta por favor, basta”, decías cada vez más y más nerviosa.
No sé los azotes que recibiste, pero desde luego fueron varios minutos de forcejeos hasta que dijiste que harías lo que yo quisiese… con los ojos llenos de lágrimas de la rabia y también del dolor de la azotaina. Incluso así estabas deliciosa cuando te dejé incorporar, con los ojos llenos de lágrimas de rabia e impotencia y las bragas por la mitad de tus muslos, dejando ahora a la vista por primera vez, tu monte de Venus. Lo llevabas divinamente arregladito, solo una línea de pelo, posiblemente para estar realmente guapa en bikini.
- “Así me gusta… que seas una chica buena. No te preocupes. Hare que lo pases muy bien esta mañana”.
Entonces me acuerdo perfectamente que me acerqué a ti limpiando delicadamente tus lágrimas mientras te miraba a los ojos … pegado a tu cuerpo … con mi erección apoyada sobre tu monte de Venus y mi pecho rozando tus deliciosos pezones … y acerqué mis labios a los tuyos … jamás olvidaré el sabor de tu primer beso mientras mi lengua exploraba tu boca y mis manos recorrían tu cuerpo desnudo … el culo que tanto me gustaba … la preciosa espalda desnuda … tu fino cuello … tus tetas con esos pezones duritos metiéndose entre mis dedos. Fue una sensación de absoluta dominación la mezcla del beso y de tocar tu cuerpo mientras jadeabas aún por los azotes de pocos segundos atrás.
- “Ven, túmbate otra vez en la camilla de los masajes”, te dije mientras te empujaba levemente hacia la camilla. “Pero ahora quiero que te pongas boca arriba… y por cierto… esto ya no lo necesitarás”, dije sacándote las braguitas por los pies. “Quiero que te relajes y te des cuenta que quiero que lo pases bien rubita”.
Increíblemente, tal vez fruto del miedo, o de la indecisión… o de una extraña sensación de excitación por verte sometida… me hiciste caso y te tumbaste en la camilla mirando al techo. No opusiste resistencia a tumbarte, ni tampoco cuando te coloqué las piernas bien abiertas con las rodillas dobladas y los pies casi a la altura de tus nalgas apoyados.
Recuerdo perfectamente tu precioso coñito… tan bien depiladito… esos labios preciosos que escondían un color rosita tan atractivo… y ese delicioso sabor cuando acerqué mi lengua y comencé a comerte.
Tus gemidos de dolor por los azotes se suavizaron enseguida pero no desaparecieron. Mientras te comía el delicioso coñito y sobaba tus preciosas tetas con las manos… tu cuerpo te traicionaba mientras jugaba con tus pezones… las lágrimas desaparecieron de tus ojos y se tornaron en un gesto absolutamente atractivo. Los ojos cerrados suavemente y esa nariz de niña me excitaban muchísimo. Te comí suavemente… centrado en el clítoris … no te quejaste cuando el primer dedo entró en tu coñito … ni con el segundo … ni cuando mi lengua abandonó tu clítoris y bajó a tu culito … un culito que rodeó para luego empezar a lamerlo … y penetrarlo. Todo en ti era delicioso y tu coñito empezaba a soltar un néctar delicioso. Tampoco te quejaste cuando uno de los dedos que tenía en tu coñito se posó en la entrada de tu lubricado culito… pero cuando empezó a presionar ese delicioso y estrecho agujerito…
- “No por favor … eso no … no me metas nada por ahiiiiiii”
Fue tan excitante penetrar tu culito mirándote a los ojos … observando tu expresión mientras mi dedo entraba milímetro a milímetro … observando tus gemidos y finalmente comiéndote la boca mientras uno de mis dedos estaba ya completamente alojado en tu culito y otro alojado en tu coñito.
- “Eres una zorrita rubia y te voy a follar como te mereces Esti”… recuerdo mis palabras perfectamente susurrándotelas al oído, así como tu mirada entre la excitación por lo prohibido y el miedo más básico.
Recuerdo el sabor de tus labio… lo apretado de tu culito mientras mi dedo de movía en tu interior… lo jugoso de tu coñito lubricado.
Después de comerte la boca volví a bajar a comerte el coñito. Con un dedito alojado en tu culito sin sacarlo, mi lengua volvió a jugar con tu clítoris mientras mi otra mano agarraba bien fuerte tus pechos… y no te movías… te dejabas hacer supongo que en una mezcla de miedo y placer… hasta que tus gemidos comenzaron a acelerarse poco a poco.
- “¿Te quiere correr eh rubita?” te dije parando de jugar con mi lengua.
- “Mmhh... sigue por favor… solo un poquito más”.
- “Pero qué zorrita eres. Vamos dímelo”… y te volvía a rozar el clítoris con los labios. “Soy una zorrita y quiero que me hagas de todo… vamos dímelo rubia”.
- “Si… soy una zorrita y quiero que me hagas de todo joder”.
Y entonces te comí con todas mis fuerzas a la vez que un segundo dedo penetraba tu culo arrancándote un gemido de dolor mezclado con el placer.
Ahora no sé lo que pensarás… pero en ese momento te corriste como la zorrita que llevas dentro.
Fue un enorme placer observar tu cuerpo agitándose cuando tuviste ese orgasmo… tu carita enrojecida, tu coñito absolutamente empapado… tus pezones duros y apuntando al techo como dos piedras incrustadas en tu pecho.
- “Ahora me toca a mí, zorrita”, te dije cuando aún te recuperabas del orgasmo robado.
Me levanté y tirando un poco de tu cuerpo, te dejé tumbada en la misma camilla boca arriba pero con la cabeza fuera del apoyo. Así tu cabeza y tu largo pelo rubio colgaban en una posición seguramente poco cómoda para ti.
- “¡¡Ayyy!!, basta, déjame”, te revolviste con poca fuerza. “Noogggg, mmmhhh esso nooogggg”.
Sin darte demasiado tiempo a pensarlo y sujetándote un poco la cabeza me saqué la polla y te le metí en la boca, en esa postura incómoda que te hacía ser más indefensa.
- “Vamos chica no seas egoísta… ahora me toca a mí”.
- “MMmmgggg… nngggooo”, tratabas de sacarte mi polla de la boca.
Pero sujeté bien fuerte tu cuerpo con una mano a la camilla y tu cabeza con la otra, de forma que mi polla entraba y salía de tu deliciosa boquita.
- “MMhhhh, pero qué boquita tienes. Vamos, no te hagas ahora la estrecha que bien te has corrido cuando yo te he comido… ahora te toca a ti rubia”.
Mis movimientos de cadera y tu postura con la cabeza ligeramente hacia abajo hacían que te estuviese follando la boca bien profunda.
- “Seguro que se la has chupado ya a unos cuantos novietes tuyos… venga a ver si puedes comerla enterita”… y te di un buen golpe de cadera clavándotela hasta el fondo.
- “¡¡¡Gggggghhhh!!!”, hiciste una arcada no demasiado grande al notar mi polla en la garganta a la vez que tratabas de escupir tu propia saliva y con tus manos me empujabas con fuerza para sacarte la polla de la boca
- “Mmmhhh, pero qué zorrita eres. Vamos mama fuerte joder. Aprieta bien los labios. Como no te estés quieta esta vez te doy los azotes en las tetazas, rubia”… “¡¡plaaas!!” y golpeé con un azote una de tus tetas con fuerza, para después sujetarte con fuerza un pezón pellizcándolo entre dos dedos.
- “¡¡Augggg!!, baggta, ssggguelttaaa”.
- “Vamos quita las manos y déjate follar la boca rubia…. ¡¡¡plaaas!!!”… otro azote no demasiado fuerte en la otra teta hizo que inmediatamente quitases las manos y las colocases sobre la camilla.
Entonces, a partir de ese momento, ahora te puedo reconocer que fue una de las mejores mamadas de mi vida. Te dejaste follar la boca bien profunda, entre pequeñas arcadas mientras mis manos jugaban con tus pechos y con tu coñito. Fue una maravilla follarme esa delicia de boquita mientras te sujetaba muy fuerte los dos pechos con mis manos… hasta casi llegar a correrme.
- “Vamos que ahora quiero probar ese coñito tuyo… baja de la camilla”, dije sacándote la polla de la boca y dejándote libremente hablar después de muchos minutos de deliciosa mamada.
- “Basta joder, ya me has hecho lo que has querido, por favor no me folles, no tomo nada por favor”.
Sin hacerte demasiado caso te coloqué como cuando te di los azotes: con el pecho apoyado en la camilla y las dos piernas en el suelo. Sinceramente no hiciste demasiada resistencia a que te pusiese en esa postura… aunque tu boca rogase que no te follase, me pareció que tu cuerpo necesitaba sentir mi polla durísima dentro de ti.
Jamás olvidaré lo bien que entró mi polla en tu delicioso coñito … tan lubricado … tan suave y calentito … hasta el fondo mientras sujetaba tu cuerpo sobre la camilla.
- “Por favor no te corras dentro que no tomo nada por favor, no te corras dentro”
- “Dios que maravilla de coñito tienes chica … estas increíble … mmmhh que gozada”.
Te follé bien follada en esa postura sujetándote por las caderas y dándote bien duro hasta el fondo, hasta que mis caderas golpeaban tus deliciosas nalgas. Mis manos tuvieron tiempo de recorrer tu preciosa y suave espalda, tiempo de sujetar tus pechos desde atrás con fuerza, tiempo de sujetar tu cuello para con mi boca comer tus labios y por ultimo … tiempo de volver a meter un dedo por tu apretadísimo culito. Mi dedo una vez clavado notaba perfectamente cómo mi polla se movía en tu interior. Notaba cada pliegue de mi polla y eso me excitaba más y más.
- “Entonces, si no quieres que me corra en esta delicia de coñito … te voy a dar por el culito rubia … me voy a correr en tu culito … “, te susurré muy despacio al oído a la vez que te mordisqueaba el lóbulo de la oreja.
- “No, joder … eso no por favor … eso no …”.
- “Vamos tonta … seguro que tus novietes te lo han follado ya unas cuantas veces, no te vayas ahora a hacer la estrecha conmigo”.
Tampoco hiciste demasiada fuerza por levantarte de tu posición en la camilla con el culito expuesto a mi polla. No sé si realmente estabas agotada de resistirte o sinceramente te apetecía también notar mi polla rompiendo tu culito. La realidad es que te lo lubriqué con saliva, metiendo un dedo bien dentro para que mi polla pudiese entrar y coloqué mi polla a la entrada de tu ano … sujetándola bien fuerte con la mano para enfocarla en el punto correcto.
- “Vamos zorrita … quiero oír cómo te sientes mientras te doy por el culo” … y comencé a apretar muy poco a poco pero sin parar a la vez que sujetaba tu espalda contra la camilla.
- “¡¡Auuu, auuu, auuuuuu!!”, gemías al notar más y más presión en tu puerta trasera.
- “Vamos mejor será que te abras las nalguitas con las manos … así te entrará mejor y no te hará daño rubia”.
Cuando te dije eso en ningún momento pensé que realmente ibas a abrirte el culo para facilitar la entrada de mi polla … pero eso fue justamente lo que hiciste. Con una mano en cada nalga, abriste todo lo posible tu culo y entonces sí mi polla entró como un cuchillo entra en la mantequilla … hasta el fondo.
Tampoco olvidaré como tensaste todo tu cuerpo al principio cuando notaste mi polla clavada en tu culito … estirada como para dejarla paso hasta el fondo … y así me moví y me moví primero muy despacio para luego poco a poco más rápido. Debo reconocer que en ese momento me fascinaste como mujer y no quería hacerte el mínimo daño pero tus gemidos decían que te estaba gustando o sea que te comencé a masajear el clítoris con una mano mientras te daba por detrás bien fuerte.
Cuando noté que te corrías no aguanté un segundo más y te llené el culito de leche. Me corrí en tu interior hasta la última gota … para luego reclinarme sobre ti y volver a comerte los labios … cosa que te dejaste sin mayor problema.
- “Tienes un culo maravilloso Esti … te lo follaría 10 veces al día si pudiese”.
Así estuvimos unos minutos en los que volví a acariciar cada pliegue de tu cuerpo sin sacarte la polla del culito … hasta que ya se quedó completamente flácida y entonces te la saqué.
- “Espera. No te muevas de esa postura, que tengo un regalito para ti”.
Del bolsillo de la chaqueta que aún tenía puesta saqué un pequeño huevito vibrador que había guardado antes de que tú entraras y bajando a tu entrepierna lo metí muy suavemente en tu coñito, dejando fuera el cordón.
- “Así te llevas un recuerdo mío” … y accioné el mando a distancia para que empezase a vibrar.
- “Mmhhhh, joder no lo aguanto, …. Por favor sácamelo”.
Lo paré con el mismo botón.
- “De sacarlo nada rubia … déjalo ahí metido. Solo yo te lo podré sacar … y además te lo sacaré esta misma tarde porque volverás a la tumbarte en la misma tumbona de esta mañana. Esta tarde voy a volver a follarte porque eres un cielo guapa y aunque no lo digas y aunque te hayas revuelto sé que has sacado la zorrita que llevas dentro y te ha encantado que te trate como lo que eres … una zorrita. Ahora puedes vestirte y marcharte … y deja ahí el huevito”.
Con movimientos muy lentos te incorporaste, fuiste al vestuario y te colocaste el bikini y el vestido que traías por encima dándome una nueva oportunidad de observar tu precioso cuerpo desnudo, mientras yo abría la puerta que estaba cerrada con llave. Sin mirar hacia atrás caminaste de espaldas a mí para salir por la puerta … hasta que.
- “Mmmhhh … joderrrr”
Volví a apretar el mando a distancia de tu huevito vibrador.
- “A la tarde espero que te tumbes en el mismo sitio … te voy a follar como te mereces otra vez rubia”.
Y saliste por la puerta caminando muy despacio.
Bueno, aquí termina el relato que quería recordar … me encantaría saber lo que opinas de lo que ocurrió aquel día en el centro de masajes … al final, lo cierto es que nunca nos paramos a hablar de aquello.
Un beso para mi rubia preciosa,
Carlos
¡¡Ah!! Y por cierto … nota para los lectores … a la tarde Esti se volvió a tumbar en la misma hamaca y mirando por la ventana accioné el mando del huevito vibrador … ¿y sabéis qué pasó? … que la muy zorra lo llevaba puesto y empezó a retorcerse muy delicadamente en la hamaca hasta que lo apagué y me acerqué a ella … pero eso os lo cuento otro día a vosotros … o que os lo cuente ella.
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Autor Carlos Javier