Desenfreno anal en el trabajo


Hace 2 años que somos compañeros de trabajo. Ismael tiene 28 años y está casado, aunque su mujer es algo mayor, tienen una hija pequeña y en apariencia son un matrimonio feliz. Él me atrajo des del primer momento, es un hombre extremadamente atractivo, tiene unos hermosos ojos azules,bonita sonrisa y cuerpo de escándalo. Pero nunca me atreví a insinuarme, pues al ser compañeros de trabajo temía que pudiesen surgir problemas y terminasemos los 2 en la calle.
Durante todo este tiempo nos hemos hecho amigos, y empezamos a hablar con mucha confianza, hasta el punto de contarnos nuestras fantasías sexuales. Desde entonces él empezó a tirarme indirectas, miraditas furtivas, incluso algunas veces me rozaba el trasero o los pechos cuando pasaba cerca de mi, aunque fingía que había sido sin querer. Yo me hacía la loca, pero en realidad cada dia cuando se acercaba la hora de ir a trabajar me excitaba el hecho de volver a verle, y deseaba que surjiera algo entre nosotros.
Había días que trabajábamos juntos y otros separados,según los pedidos. Una tarde nos quedamos solos, porque el jefe tuvo que irse, yo me levanté para ir a sacarme un café, mientras esperaba frente la máquina él se acercó por detrás y me agarró de los pechos. Pegué un bote del susto, pero él no me los soltó,se me acercó todavía más, siguió sobándome las tetas y empezó a refregarme su paquete por el culo y me susurró “No sabes cuanto tiempo llevo deseando follarte, nena”. Me puse muy cachonda, se me endurecieron los pezones y empecé a sentirme mojada.
Él empezó a lamerme el cuello, y me desabrochó la camisa, posó sus manos por dentro y me pellizcó un pezón, que estaba duro como una piedra. Me giré y empezamos a besarnos con mucho vicio, prácticamente lamiéndonos y comiéndonos la boca con muchas ansias. Bajé mi mano y le sobé el paquete, que lo tenía muy duro. Él estaba muy ansioso, así que se bajó los pantalones y calzoncillos, mostrándome su pene erecto, no era muy largo, aunque si bastante grueso. Empezó a empujarme la cabeza hacia abajo, ya sabía lo que quería, así que me arrodillé y empecé a chupársela.
Se la lamí a conciencia, y luego empecé a succionar,chupé despacio y fui acelerando el ritmo. Me gustaba mucho hacerlo, había deseado a ese hombre por mucho tiempo, y ahora disfrutaba comiéndole la polla como su fuese un helado. Empecé a pajearle con la mano y mientras la lamía con movimientos circulares con la lengua. Él gemía, y empezó a susurrarme “Diós, ya sabía yo que eras una zorra viciosa, se nota que te has comido muchas pollas”.
Yo tenía el coño totalmente mojado,con la mano que tenía libre empecé a acariciarme el clítoris. Esto le excitó más, y de repente me agarró muy fuerte de la cabeza y me dijo “Abre bien la boca puta” y empezó a bombear,moviendo la cadera hacia delante y hacia atrás, follándome la boca cada vez con más prisas. Primero me molestaba, no podía respirar muy bien, pero él no se detenía, me tenía atrapada, así que relajé la mandíbula y abrí un poco más los labios, dejando que entrara con más facilidad.
Siguió así unos minutos más, hasta que empezó a gemir con más fuerza y noté su leche caliente y espesa en mi garganta. Me sacó la polla de la boca y dijo “Buena puta” y se apartó un poco de mi. Suspiraba fuerte. Me tragué la leche, estaba amarga, pero me gustó mucho. Me levanté, me sentía un poco mareada con tanto movimiento en mi cabeza, y la boca me escocía, pero todavía estaba caliente y me moría de ganas de que me follara. Entonces vi que él ya se estaba abrochando los pantalones.
“Qué haces?” le pregunté “Es que no vas a follarme?”
Él sonrió vacilante y me dijo “Claro que no, yo ya me quedé a gusto por hoy”.
“Pero eso es injusto” le reproché.
“Lo sé, pero si quieres que te folle tendrás que seguirme la corriente” me respondió y se fue.
Durante los días siguientes se comportó como si no hubiese pasado nada entre nosotros, e intentaba hablar conmigo solo de temas trascendentales. Yo no quería decirle nada, porque temía las represalias, sobretodo porque nos jugábamos el empleo. Pero me moría de ganas por hablar con él, incluso me planteé suplicarle que me follara, porqué llevaba muchos días tocándome pensando en él.
Una tarde fui al almacén a hacer inventario. El almacén es bastante grande y está aislado de las oficinas. De repente apareció él, y sin decirme nada empezó a acariciarme el trasero, le miré inquisitivamente y me dijo sonriente “No querías que te follara, zorrita? Pues hoy es tu día de suerte”. Cuando pronunció esas palabras me excité, y empecé a sentirme mojada.
Nos besamos y lamimos, me desabrochó la camisa, me quitó el sujetador, me subió la falda y me sacó las bragas.Empezó a lamerme los pezones, bajó la mano y me acarició el clítoris “Mmmm, que mojadita estás putita viciosa, llevas tiempo deseando mi polla, verdad?” dijo.
“Si” le respondí .
“Pues hoy la provarás” dijo él.
Se bajó los pantalones y calzoncillos y me empujó la cabeza hacia abajo. Me agaché y empecé a chupársela con muchas ganas. Noté como se endurecía como una piedra en mi boca. Él jadeaba. Yo estaba super excitada, deseaba que me follara y me daba mucho morbo el hecho de hacerlo en el almacén, podían pillarnos en cualquier momento.
Me sacó la polla de la boca, y me cogió de un brazo para levantarme. Me excité al pensar que por fin había llegado el momento, me hizo poner de espaldas a él, medio agachada,apoyada en unas cajas. Él se plantó detrás de mi, me abrió las nalgas del culo, me escupió en el culo y me introdució un dedo. Eso no lo esperaba.
“Ay” Chillé “Qué haces?”
“A caso pensabas que te follaría el coño, nena?” y se rió mientras seguía introduciéndome el dedo cada vez más deprisa, ya no me dolía.
“Verás, Sé lo puta que eres, así que debes de tener el coño enorme, además ya tengo a mi mujer para follarle el coño. Por el culo no se deja, así que me conformaré el tuyo”
Volvió a escupirme en el culo y me introdujo otro dedo. Me dolía un poco, pero cada vez me gustaba más y me sentía más excitada. Bajé mi mano y empecé a frotarme el clítoris con fuerza, estaba muy cachonda. “Puta viciosa” me dijo él al verme.
Me sacó los dedos, se mojó la polla con saliva y la acercó a mi culo. Me puso la puntita. Di un respingo al notarla y se me puso la piel de gallina, pero se paró un momento y me dijo “Quieres que te folle el culo, zorra?”
“Si” le susurré
“Pídemelo o no lo hago” y alejó su polla demi culo
Seguí frotandome el clítoris frenéticamente,estaba muy cachonda y le dije “Me muero de ganas de que me folles el culo”.
Acto seguido se acercó y me la metió de golpe. No entró toda, y me dolió un poco, intenté relajarme y seguí frotándome el clítoris. La dejó dentro 1 minuto, y empezó a embestirme suávemente, cada vez me dolía menos, y entraba más polla, hasta que la pudo meter entera. De repente la sacó. Giré la cabeza para mirarle con ojos interrogantes y él me dijo “Suplícame que te folle el culo, guarra”.
“Si, fóllame el culo, te lo pido porfavor, te lo suplico”
Y volvió a meterme la polla dentro. Esta vez entró con más facilidad. Empezó a bombearme el culo, cada vez más deprisa y me dijo “Dime que eres una puta, dime que disfrutas con esto”
Yo estaba tan excitada que le hubiese dicho lo que quisiera “Soy una zorra ,me encanta que me folles el culo, soy tu puta” le dije entre gemidos. Y en ese momento me corrí como nunca antes me había corrido, por esa situación tan excitante.
Él jadeó y me embistió salvajemente, casi me tumba de la fuerza. Y entonces noté un líquido caliente dentro de mi culo. Fue una sensación extraña, nunca se me habían corrido dentro del culo, pero el sentir su leche caliente moviéndose por dentro me gustó.
Luego nos vestimos, y desde ese día tenemos una relación normal de compañeros de trabajo dentro de la empresa, y acordamos que de vez en cuando quedaríamos y follaríamos.Nunca me ha follado el coño. Pero con él tengo los mejores orgasmos de mi vida.




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