Aventura en el metro cd de mexico

¡Hola¡. Déjeme contarles, una experiencia vivida en el metro de la Cd. De México. Fue hace 2 años, cuando tenía que asistir a trabajar a las 9 de la mañana por Marina Nacional. Son de esos días que vas concentrado en lo que tienes que hacer, pero cuando llegas a la entrada del metro a las 8:00 de la mañana no puedes dejar de admirar a la cantidad de mujeres bellas que llevan su pantalón ajustado o su minifalda enseñando unas piernas hermosas; y no perdiendo oportunidad de que en algún descuido puedas admirar algo más.He sido de las personas algo tímidas, pero no niego que me excita mucho ver unos jeans ajustados o colegialas en minifalda que luego dejan ver sus diminutas tanguitas, ya se por encima del jeans o en las escaleras cuando van subiendo; y no se diga cuando puedes quedar apretadito detrás de ellas cuando en los vagones van llenos de gente, la adrenalina corre por todo tu cuerpo y la temperatura que genera la excitación de sentir unas nalguitas tiernas y suaves tocan tu mano o tu pene.Ese día pensé que iba a ser como todos los demás; llegue a la estación Deportivo 18 de Marzo, al acercarme al anden observe que estaba lleno, y lo primero que piensas es que no vas a llegar puntual al trabajo y que tienes que subir al primer convoy que llegue y ¡¡claro¡¡, aprovechar la multitud para quedar cerca de una linda mujer. Así que buscando todos los medios posibles intente fallidamente subirme a los dos primeros trenes que pasaron, por lo cual, al no ver posibilidades de subirme en el próximo, decidí dirigirme a la estación indios verdes que por cierto ¡no conocía¡. Al llegar ahí me percaté que no había paso para abordar el tren de regreso, que forzosamente tendría que dar una vuelta tremenda y perder 10 o 15 min. mas caminado, por lo tanto al no ver ningún guardia de seguridad me brinque una barra de protección con la finalidad de ahorrarme ese tiempo. Al subir a los andenes me lleve una sorpresa; había llegado al área donde solo se permitían a puras mujeres; (porque a esas horas siempre hay una separación para mujeres y hombres), para evitar un bochornoso desalojo por parte de los de seguridad lo único que hice fue tratar de perderme entre tanta mujer bella y subirme al primer tren que estaba por salir. Al principio, lejos de pensar mal y de ser aprovechado, -como ya les había dicho me considero tímido- me sonroje por lo que aquellas mujeres pudieran pensar, me sentí apenado y afortunado a la ves. Al abordar el vagón lo primero que hice fue acomodarme en un rincón de la puerta que no se abre en esas terminales, pero eso se lleno tan rápido y de pronto me vi rodeado de piel suave tierna, de mujeres jóvenes y maduras que se dirigían a su trabajo o a la escuela, sentí tan rico cuando se pegaban a mi pene que no pude resistir, sentía pena pero era mayor la sensación de que aquellas nalguitas se me aplastaban alrededor de mi cuerpo y restregaban en mi pene y en mi mano izquierda que agarraba mi portafolio con fuerza para no soltarlo. Después de tanto alboroto y lucha por ganar lugares nos pudimos acomodar y en una de esas, una joven de unos 25 años me puso sus nalguitas en mi pene que empezó a crecer sin poder evitarlo, porque mi mano que sostenía el portafolio quedo en la vagina de una linda criatura , que le calculo unos 18 años que llevaba su uniforme de una escuela particular sentí la suavidad de aquella tela de su falda que se aplastaba en mi mano y sentía el bordecito de su esponjado bello, no se si hacia mucho calor o era mi excitación pero yo empecé a sudar y a disfrutar de aquel momento. Cuando llegué a mi erección total, la chica que tenía frente a mí se percato de mi estado y trato de retirarse; yo esperaba ya un insulto o una pamba china en medio de tanta mujer si ha esta chica se le ocurría decir algo. Al no poder retirarse mucho, porque las otras mujeres la pegaban hacia mi, creo que no le quedo de otra mas que disfrutarlo, porque lentamente dejo de hacer fuerza para alejarse y con el movimiento del metro me rozaba su lindo trasero de un pantalón de vestir ajustado y de esas telas delgadas que dejan sentir la suavidad de la piel , llegando a pensar que ya se restregaba en mi porque también le gusto porque en cada frenada del metro se recargaba plenamente en mi pene y sentía hasta como se metía en su rayita que divide sus nalguitas.Mientras tanto por otro lado con la colegiala; mi mano disfrutaba de tocarle su palomita rica tiernita y su calzoncito que se llegaba a sentir como resbalaba la tela de la falda y su calzoncito tal ves de likra; sentía correr la adrenalina por todo mi cuerpo, me puse a temblar, no sabia si de nervios o de la misma excitación, deseaba penetrarla o ya de menos sacármela para masturbarme, porque era una oportunidad irrepetible obviamente no se podía por el poco espacio y la falta de valor de hacerlo, así que aproveche para sentir esa sensación pegándome a la chica que tenia frente a mi con sus nalguitas; la colegiala no dijo nada, yo creo no sabia que era lo que le estaba tocando porque aunque la tenia de lado, nunca se percato que era mi mano lo que tenia puesto ahí en su palomita. Yo tenía unas ganas tremendas de mover mi mano y acariciar aquello tan lindo e indescriptible que simplemente no me atreví a hacerlo, de eso se encargo el movimiento del propio tren, solo llegué a sentir el bultito que le provoca el bello de aquella zona, y como no queriendo recargándome mas llegar a sentir aquella división que forman los labios de su vagina; me excite tanto que no quería despegarme de ahí quería que fuera eterno estaba a punto de explotar mi semen , por un lado la palomita y por otro una nalguita en mi pene. Era demasiada presión que no me importaba eyacular; estaba a punto de hacerlo dentro de mis pantalones pero para ese momento el tren había parado en el metro potrero y la chica se bajo tan rápido que solo pude percatarme de su linda cara, de ángel. Era una chica de tez blanca casi güerita pero de cabello lacio castaño claro. Sin embargo la otra chica seguía recargándome sus nalguitas de un lado para el otro, ya no sentía pena de nada la chica nunca volteo a mirarme y al llegar al metro la raza se bajo, y yo no quería voltear a verla me sentía apenado pero muy agradecido por esos momentos de placer que mi hizo pasar. Desde aquella ves me quede con esas ganas de volverlo a hacer y de poder acariciar con mi mano una nalguita o una palomita, y de sentir aquella suavidad de una piel que solo una mujer puede tener. Solo que aun no me atrevo a hacerlo abiertamente siempre que lo intento me cohíbo, y me arrepiento de hacerlo. He llegado a una conclusión que la sensación de tocar a una chica que no conoces en un lugar público, donde temes que alguien te vea, te eleva la adrenalina al 1000 % y es una sensación inexplicable y muy placentera y que a muchos nos gusta.Si alguna chica le gusta esta clase de experiencia, me puedo apuntar para hacerlo una ves mas, sin el temor de que la lastimen o de meterse en problemas, solo por la simple razón de sentir placer a lo desconocido y por la excitación que se genera. O poder crear una fantasía….nos pondríamos de acuerdo

Escríbanme al correo amigochospy@hotmail.com

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