Revisión de examen

Hola, me llamo Maika, tengo 21 años y soy de un pueblo costero de Málaga.
Primero voy a describirme: soy de estatura media, pelo pelirrojo teñido y un buen par de tetas de talla 100 copa D que hacen que los tíos se giren al verme.
La historia que voy a contar me sucedió el mes pasado cuando fui a la revisión de un examen a la facultad. No suelo vestirme muy provocativa pero ese día hice una excepción a ver si el profesor que parecía un poco viejo verde se apiadaba de mí. Elegí un top ajustado blanco con un buen escote y una minifalda de colegiala gris y blanca. Debajo me puse un tanguita negro transparente y me calcé con unas botas altas de cuero. Me monté en mi coche y lo aparqué en el parking de la facultad, era viernes por la tarde y había poca gente, pero los que allí había me miraban boquiabiertos al ver botar mis tetas y como se me marcaban los pezones con el top blanco.
Llegué al despacho del profesor Gutierrez y golpeé la puerta con los nudillos un par de veces.
— Adelante— dijo el profesor con voz grave.
— Buenas, venia a la revisión de mi examen.— dije, con voz entrecortada.
Tras encontrar mi examen dijo con aire reflexivo:
— Señorita, usted tiene un 2, me temo que por mucho que lo revise no va a aprobar la asignatura…
— No, por favor— respondí— si no la apruebo no me darán la beca y tendré que dejar la carrera.
— Lo siento, no hay nada que yo pueda hacer.— dijo secamente.
— Algo habrá que podamos hacer… extraoficialmente, para que yo pueda aprobar la asignatura… — contesté con voz melosa e inclinándome hacia delante para que el profesor pudiera ver mi canalillo.
— Algo podríamos hacer con usted, extraoficialmente… — dijo con los ojos brillantes— Podría imponerle tareas, y cada una equivaldría a una puntuación extra para su examen.
— Me parece bien, como usted vea, muchas gracias— dije más animada.
El profesor se puso serio y me dijo:
— Veo que viene bien vestida para la ocasión… Lleva bragas o tanga?
— Tanga. — respondí rápidamente.
— Démelo y le subiré 0.25 puntos.— dijo relamiéndose.
Lentamente me puse de pie, me bajé el tanga y se lo dí. Tras olerlo, se lo guardó en un bolsillo.
— Bueno, veo que nos vamos entendiendo, zorrita…— dijo con una sonrisa en la cara.
Yo abrí mucho los ojos tras ese comentario pero no pude decir nada.
— Mira, niñata…— me dijo con desprecio.— Para ser una buena puta, tienes que tener tres cosas: una boca capaz de tragarse las pollas enteras, un coño amplio que le quepa cualquier polla y unas buenas tetas. ¿Tú las tienes?
— Creo que si, profesor.— respondí tímidamente. Ya no me trataba de usted.
— Mira, cerda, a mi no me engañes, eh?
Se levantó rápidamente, tanto comò le permitía su enorme barriga y se puso al lado mia.
— Abre la boca, puta! — me soltó mientras se sacaba la polla.
Abrí la boca todo lo que pude y me metió la polla de golpe, tenía un tamaño considerable, y empezó a follarme literalmente la boca. estuvo un rato alternando fuertes embestidas con momentos de dejarme la polla entera dentro.
— Aguanta, zorra, que ya me corro! — gritó como loco.
Aguanté como pude mientras me llenaba toda la boca de semen y no pude hacer otra cosa que tragármelo todo.
— Bueno, esto ya le vale por medio punto pero aún le queda mucho por recuperar. — dijo con una mirada de lascivia.— Venga, zorra, súbete a la mesa y vamos a ver ese coño que tienes.
Me subí y me senté en la mesa aún con el sabor de su semen en la boca.
— Abre bien las piernas, guarra.
Hice lo que me pidió y al instante ya notaba como manoseaba con sus dedos los labios de mi vagina y jugueteaba con los pelos de mi coño.
— Vaya mata de pelos tienes, no? — me susurró al oído mientras tironeaba de mi vello púbico.
Metió de golpe dos dedos en mi coño que ya estaba bastante lubricado por el manoseo que me había metido y se oyó un sonido de chapoteo mientras los movía violentamente en su interior.
— Estas empapada, cerda… — dijo en mi oído.
Acto seguido probó a meter otros dos dedos y empezó a follarme literalmente con la palma de la mano, yo gemí suavemente y eché mi cabeza hacia atrás mientras el profesor con una sonrisa de maldad introdujo su mano entera en mi coño.
— Siii, que buena zorra eres, te cabe la mano entera! — dijo excitado mientras me sacaba las tetas del top con la mano que tenía libre.
Mis tetas botaban descontroladas mientras el profesor me follaba el coño con una mano y con la otra me masacraba el clítoris. Ya se me había pasado la sorpresa inicial y me estaba empezando a gustar bastante, con lo que mi coño se mojaba aún más.
— Dame tu móvil, puta. — me dijo de repente.
— Qué? Como?
De pronto se levantó de delante de mis piernas, sacó la mano de mi coño y me pegó una bofetada en la cara. Plaaaaas! El ruido resonó en le enorme despacho.
— Que me des ahora mismo tu teléfono móvil, guarra. Estas sorda? — dijo entre dientes.
Me bajé tambaleante de la mesa, lo busqué como pude en mi bolso y se lo dí. Era un nokia táctil con un muñeco de Hello Kitty colgado con una cuerdecita. Lo miró satisfecho un momento y me dijo:
— Súbete ahora mismo en la mesa y ábrete de piernas.
Obedecí pensando sólo en recuperar el examen, me sentía como una puta pero había llegado a un punto en que lo mejor era aguantar como pudiera y que ese cerdo me aprobara.
De repente, noté como me introducía el teléfono por mi maltrecho agujero ya dilatado por su mano.
— Así, muy bien, ahora coge el teléfono fijo de la mesa y llámate.
— Pero...— intenté responder.
Plaaaaaas! Otra bofetada en la otra mejilla hizo que me callara y obedeciera.
La música del móvil empezó a sonar como de fondo y noté la vibración dentro de mi coño. El profesor al momento se puso a comerme el coño dándome fuertes lenguetazos incluso mordiscos en el clítoris. Nunca me lo habían comido así parecía un animal hambriento devorando a su presa.
Cuando dejó de sonar el móvil, lo sacó de un tirón y lo echó en mi bolso.
— De rodillas, perra. — me dijo.
Me puse de rodillas y al instante metió su polla en mi boca. Me tiraba del pelo mientras yo hacía lo que podía para no vomitar cuando me la metía hasta la garganta. De vez en cuando se agachaba para darme alguna bofetada en las tetas o en el culo. Cuando no pudo más me tiró de la cabeza hacia atrás y empezó a correrse sobre mi cara. Cuando terminó, acercó su cara a la mía y me escupió un par de veces.
— Así estás más guapa, y ahora lárgate de mi despacho. — me dijo mientras se abrochaba el pantalón.
— Pero y mi nota?? — dije sollozando.
— Ah, si, tiene usted un 4,25. Creo que tendrá que volver a tutoría otro día para recuperar, o prefiere quedarse suspensa? — contestó con una sonrisa en la boca.
— No, no. Volveré. Me devuelve mi tanga por favor?
— Que le devuelva qué? — respondió fingiendo sorpresa.
Me di la vuelta, me vestí con la poca ropa que traía y me marché del despacho. Me sentía sucia y humillada, había sido usada por un degenerado y encima aún seguía suspensa y tenia que volver.
Al salir a la calle observé que había muy poca gente en el campus ya que era viernes y ya había oscurecido, llegué al parking donde estaba mi coche y vi a 3 chicos marroquíes como de botellón al lado de mi coche, fumando porros y hablando a voces.
Los tres se volvieron al verme, mis tetas botando al andar y la minifalda moviéndose con el aire. Tenía todo el aspecto de una puta que volvía de trabajar.
(Continuará)

Escrito por Maika

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